Tras conocer el reciente ganador del Premio Pritzker 2013 año me parece interesante repasar las obras de Toyo Ito en España, donde ha dejado una estela importante.
Nacido en Tokio en 1941, basa su estrategia teórica en el ejercicio conceptual de integrar el ser humano y la arquitectura como partes de un todo identificado con la naturaleza. Su arquitectura excepcional ha mantenido durante más de 40 años su excelencia, en proyectos diferentes como bibliotecas, casas, parques, teatros, tiendas, edificios de oficinas y pabellones, siempre tratando de ampliar las posibilidades de la arquitectura.
Fue durante una exhibición de proyectos, maquetas y diseños inspirados en la naturaleza, donde el arquitecto reconoció que el noventa por ciento de sus proyectos se desarrollan fuera de Japón y están repartidos por el mundo, y aseguró que “no hay otro país como España en cuanto a cómo son respetados los arquitectos”.
Su nombre se relaciona en España con intervenciones de espacios públicos entre los que encontramos el Parque de la Gavia de Vallecas, en Madrid, acutalmente sin terminar;
el Hotel Suites Avenue, de Barcelona;
el proyecto Fira de Barcelona.
En este último se encuentra su obra mas importante en nuestro país,las Torres Fira con el que consiguió uno de los más importantes galardones que el arquitecto japonés había recibido hasta ahora, además del Praemium Imperiale que es el máximo galardón a las artes de Japón, es el Emporis Skyscraper Award 2010.
Este premio reconoció como el mejor rascacielos del mundo al Hotel Porta Fira de Barcelona, por su “exquisitez estética y la integración urbanística del edificio barcelonés”, en una convocatoria en la que se impuso al edificio más alto del planeta, el Burj Khalifa de Dubai.
Pero su suerte en nuestro país no ha sido del todo buena, la cruz de la moneda la encontramos por el parque que diseñó para Torrevieja, un proyecto abandonado tristemente,
y con un edificio de viviendas en Logroño,una promoción de 468 viviendas de la que el 65% está aún sin vender. El complejo, que tiene un llamativo color entre azul turquesa y verde, simula una cadena de ADN, por lo que los bloques están enfrentados entre sí, con muy poco espacio entre las fachadas.
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