Revista Cultura y Ocio

La huella más desconocida de roma en nuestro presente. domando el río sil.

Por Historiayromaantigua
DOMANDO AL RÍO SIL

Los que disfrutamos con la Historia, no dejamos de sorprendernos continuamente con nuevos descubrimientos. A veces basta la anotación en un libro, otras visitando un monumento o simplemente dejando que un paisaje nos regale sus colores, para llamar nuestra atención divulgativa.Por un motivo difícil de comprender, nuestros pequeños descubrimientos son causa de “subidón” y no dejamos que caigan en saco roto; los compartimos con colegas encantados de escucharnos, conocedores o no de nuestro descubrimiento. Los más osados, amplían la información buscando nuevos datos, recortes, noticias…de otras fuentes para enriquecer las bases que todos compartimos; divulgar para llegar más lejos y a más personas. A propósito de todo esto, y abusando de vuestra confianza, les cuento mi última visita casual.En la N-120 se anuncia la presencia de un túnel romano, en Montefurado (Lugo), y tan solo una señal indicadora de la antigua obra romana en plena Ribeira Sacra, informa sobre la obra patrimonial.No hay aparcamiento ni turistas. Comenzamos nuestros pasos encarando el descenso para alcanzar el cauce del indomable río Sil, por una pendiente pronunciada y resbaladiza nada amigable. Mientras descendemos, vamos imaginando la galería horadada por los romanos en tiempos de Trajano, allá por el siglo II d.C. Nuestra imaginación dibuja la entrada a una cueva atravesada por una calzada, e intuimos el lugar por el que accedían legiones transportando productos diversos rumbo a Roma; pero nada de esto nos encontramos, el monumento nos sorprende riéndose de nuestra ignorancia y la simpleza de nuestros pensamientos. Nos hemos dejado engañar por el término “Túnel Romano”.

Tan solo una explanada con bancos de merendero y alguna parrilla oxidada, nos recibe tras el descenso. El rugir del Sil engulle el resto de sonidos, nada de cueva o calzada romana pero la obra está ante nosotros, escondida y grandiosa; el fiero Sil domado por la tecnología y trabajo de hombres en tiempos de Roma, ansiosos del oro transportado por las crecidas del gran río: Fluctuat nec mergitur.


LA HUELLA MÁS DESCONOCIDA DE ROMA EN NUESTRO PRESENTE. DOMANDO EL RÍO SIL.

Entrada Túnel Romano.

Los egipcios pensaban que el oro era la carne con la que estaban hechos los Dioses, el templo de Salomón tenía las paredes recubiertas por el codiciado metal, los pueblos pre-romanos se adornaban con símbolos áureos regalados por la madre tierra desde tiempos inmemorables, y Roma…no podía ser ajena a esa necesidad de codicia áurea

La conquista de Galicia pasa a ser un enorme coto de explotación aurífera, custodiada por la Legio VII Gémina por la línea Braga-Astorga-Lugo. Son conocidos los métodos de explotación practicados por los romanos: saqueo a los pueblos conquistados, bateo en los cauces de los ríos, explotación por aluvión (ruina montium o ariete hidráulico) …pero en este caso de Montefurado, el método extractivo utilizado en el paraje es nuestro nuevo objetivo, un dato para compartir y divulgar.
El cribado de las zonas arenosas en los cauces de los ríos, era un método habitual en la obtención del mineral. En cada crecida, las aguas iban depositando en remansos o entre las raíces de los árboles, pepitas de oro en gran cantidad. Plinio no dudó en denominar la zona occidental española como el “País del Oro” y poblaciones gallegas como: Carballino, Quiroga, Cervantes, Becerreá...están marcadas con las huellas de la agresiva explotación romana.

Los ingenieros romanos tuvieron buscar nuevas formas de obtener más recursos minerales, una vez los sistemas más sencillos iban agotando los filones. En Montefurado, probaron un nuevo sistema, un método de impacto basado en desecar zonas del cauce del río, para realizar los filtrados para obtención del oro posteriormente.

El sistema de alta ingeniería romana en este tramo del río, desviaba el cauce natural del Sil. Para ello, realizaron una galería en la montaña “Pena do Corvo”, una galería de 120 metros de largo de los que hoy tan solo se conservan 52 metros, ya que en 1934 una gran riada provocó el derrumbe de la mitad del túnel, que quedó tapiado y devolvió las aguas a su antiguo cauce, hasta que en 1941 se realizase su reparación definitiva.

LA HUELLA MÁS DESCONOCIDA DE ROMA EN NUESTRO PRESENTE. DOMANDO EL RÍO SIL.

Salida Túnel. Se aprecia parte del derrumbe en 1934


Una vez construido el túnel en las entrañas de la montaña, el cauce del río quedó alterado y el Río Sil domado por el hombre para su beneficio. El terreno quedó vaciado de aguas y explotado para la obtención de oro, y hoy, si centramos nuestra mirada en el paisaje, es patente la presencia de las murias o estériles amontonados en las cercanías del antiguo cauce.El motivo de esta obra de envergadura, al igual que otras muchas de las que conservan, está muy clara: en plena época de Augusto, las zonas de explotación aurífera de la región aportaban 20.000 libras al Imperio Romano, unos 6.200 kilos de oro.es nuestro nuevo objetivo, un dato para compartir y divulgar.

Ya entre el siglo III y el IV las explotaciones fueron abandonándose, pero la sed de oro y la búsqueda del preciado mineral siguió estando presente hasta nuestros días. Las huellas romanas están impresas en nuestra geografía, unas más visibles y otras no tanto.

LA HUELLA MÁS DESCONOCIDA DE ROMA EN NUESTRO PRESENTE. DOMANDO EL RÍO SIL.

Cauce antiguo, con murias y estériles repartidos por el paisaje.

Bien entrado el siglo XIX, en plena fiebre minera en España, nuevamente fueron explotados de forma industrial los restos de las explotaciones mineras romanas; para ello fueron concedidas licencias a empresas como la “Sociedad Montañesa Galaico Leonesa” que realizó trabajos a orillas del Río Burbia, las Médulas y otros puntos de la comarca de Valdeorras.

Otra de estas empresas,“Río Sil and Lean Mining Company Limited” (también con concesiones en Las Médulas), intentó explotar los aluviones antiguos del río Duerna, utilizando los sistemas hidráulicos que tan buen resultado estaban teniendo en California. Su estimación era que podían arrancar y lavar hasta 10.000 toneladas diarias de aluviones (WELTON, 1877). Ambas empresas fracasaron completamente en su empeño.


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Fijando la vista comercial en estos datos de presencia aurífera en las arenas del Sil, la “Compañía Española de Explotaciones” en 1908, instaló una draga en la unión del Río Burbia y el Sil. El enorme barco de extracción y cribado de arenas contaba con 29 metros de eslora, 9 de manga y uno de calado. Los resultados para estas empresas fueron nefastos, y poco a poco las imágenes de explotación industrial fueron desapareciendo del paraje del Sil; sin embargo, en muchas zonas del Noroeste Peninsular se sigue manteniendo la tradición del bateo (Navelgas en Asturias es prueba de ello) y sigue habiendo “aureanas” que han recogido las tradiciones y conocimientos de sus antepasadas.
Por otro lado, atendiendo a la historia social, siempre ha habido explotación fuera de los cauces legales, sin concesiones. Es significativa la presencia de las mujeres en este tipo de habilidades. Las “aureanas”, nombre con el que se denominaban estas mujeres, se dedicaban al lavado de las arenas y a extraer pequeñas cantidades de oro que les aportaba un pequeño jornal. Diversas referencias literarias, hacen mención a esta presencia de las “aureanas” en toda la región, mujeres humildes que, con un poco de suerte, cada muchos años daban con una pepita de buen tamaño, pero que no las sacaba de pobres. Buscaban especialmente entre las raíces de las plantas en el cauce del Sil, en los meses de verano y con bateas de madera de castaño; se calcula que 157 bateas obtenían 2 gramos de oro, por lo que puede calcularse que, el sedimento seleccionado contenía 3,5 gramos de oro por metro cúbico.
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La realidad es que los cambios provocados por la acción del hombre, han terminado por romper el proceso natural de arrastre de restos de oro en los ríos auríferos, y hoy es muy difícil encontrar oro en sus arenales. Los restos de oro en los cuarzos son casi imposibles de ver a simple vista, y ya no hay noticia alguna de aparición de pepitas de importancia como en el siglo pasado; no por ello debemos obviar el interés que suscita el proceso histórico de explotación minera en el río Sil, y obras de ingeniería romana como el túnel de “Montefurado” son vestigio de estos inicios de explotación masiva.
Sic transit gloria mundi


Este artículo es una colaboración para HRA de Pedro José Villanueva( politólogo, escritor, activo divulgador de la historia y cofundador de Romanidad).



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