Tengo que confesaros que hasta hace muy pocas horas no tenía claro qué quería contaros hoy.
Pero viendo las noticias y a algún/a periodista la manera de contar las cosas, la manera de entrevistar personas, empecé a darle vueltas a lo importante que en el periodismo es dominar la técnica de la entrevista o entender el papel de las redes sociales en la información pero lo imprescindible que es hacerlo desde ciertos valores personales que, puestos al servicio del periodismo, sean ejemplo y herramienta (por qué no) para ejercer un periodismo serio, riguroso pero también constructivo y transformador.
Y entre todos ellos, me quedo con la humildad. La humildad es fundamental para una persona, para un periodista creo que es la virtud de las virtudes, aquella que te permite ponerte en el lugar del otro y así, saber comunicar. Aquello que da sentido a esta profesión.
La humildad es la suma de cuatro virtudes: la paciencia, la delicadeza, la escucha y la renuncia al propio interés.
La paciencia, para saber esperar el buen momento, para no atropellar, para contrastar, para dar un respiro a la información en aras a una buena información.
La delicadeza para, aún siendo fuertes en el fondo, ser extremadamente sensibles al otro en la forma para no herir gratuitamente.
La escucha para ponerse en el lugar del otro, para intentar sacar verdad en las palabras de las personas a las que me refiero.
Y la renuncia al propio interés porque si el periodismo no consiste en una búsqueda honesta de la verdad que procure ayudar al crecimiento y transformación de la sociedad, entonces no es periodismo, en una empresa que cotiza en bolsa y que compra y vende al mejor postor para sacar beneficio propio que nada tiene que ver con el otro sino con mi interés en enriquecerme de la manera que sea (mi bolsillo o mi ego).
La humildad no es negar lo que uno es, es ponerlo al servicio de los demás sin sacar pecho, sin necesidad de que nadie nos lo premio o alabe.
Esto es periodismo, esto es ser periodista. Una profesión para el otro, para el cambio del otro, para juntos poder construir una sociedad más justa, más solidaria, más verdadera pero sobre todo, más humana.
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