Revista Libros
George Steiner, FDE. Trad. María Cóndor.Dice Claudio Magris, en favor de Grecia, que su sufrimiento es el sufrimiento de Europa. Los latinoamericanos debemos decirlo, pero de Europa toda; su probable desmembramiento producto de nacionalismos chovinistas debe dolernos porque somos resultado de una mixtura que tiene su principal sustrato en ella. Steiner leyó en el Nexus Institute su conferencia La idea de Europa, y conviene leerla ahora que presenciamos las manidas reivindicaciones regionales que siempre han devenido en racismos y comportamientos insolidarios, precisamente porque tales comportamientos contradicen aquella Europa que se ha gestado durante siglos. Según Steiner Europa se manifiesta especialmente a través de sus cafés y de la conversación que en ellos surge, en medio de un fuerte y decidido reconocimiento de la historia que proviene de Grecia y Jerusalén y que de paso le hace mantener un sentido trágico del hombre. Pues bien, esos chovinismos que solo tienen origen en intereses económicos debilitan aquella Europa de la que Heródoto dijo, según recuerda Steiner: “Todos los años enviamos nuestros barcos con gran peligro para las vidas y grandes gastos a África para preguntar: ‘¿Quiénes sois?, ¿Cómo son vuestras leyes?, ¿Cómo vuestra lengua?’Ellos nunca enviaron un barco a preguntarnos a nosotros”.Porque nos heredó ese asombro, así como la idea de que lo trascendente tiene origen en el libro, y en “la sacralidad del detalle mínimo” de que hablaba Blake, debe dolernos Europa y debemos advertir lo que está en peligro justo ahora que una rediviva barbarie pretende volvernos atrás. Mientras los europeos parece que quisieran diluirse, un supuesto califato campea queriendo extender su territorio de Persia al Andaluz. Alguien debería actuar como los monjes irlandeses resguardando lo sagrado hasta que los barbaros se replieguen y los demás reaccionen. Mucho pedir, sin duda. Y claro, suena muy apocalíptico, cosa que a nadie agrada.pfaLibélula Libros