Revista Libros
Leí por ahí que dos científicos newyorkinos (Siddharth Dhomkar y Jacob Henshal) están realizando un "brillante" trabajo: almacenamiento de lenguaje binario en uno de los materiales más resistentes - y caro- del mundo: diamantes. Varias son las razones que justifican el proyecto: la resistencia, la dureza y la cantidad de capas de la estructura cristalina. Pero la más importante es, quizá, la aparición de imperfecciones (esos huequitos hechos de átomos de hidrógeno) que rompen con el impecable orden encadenado y aglomerado del carbono... pues es allí, precisamente, donde podrían grabarse los datos. Los social-rebeldes pueden (si quieren) realizar todo tipo de argumentos en función de la potencia anti-enajenante de la inteligencia; los psicólogos, reivindicar la utilidad de las imperfecciones y así... Propongo algo más revolucionario aún: en lugar de perpetuar las injusticias sociales y la autoestima con estas piedras preciosas extremadamente inalcanzables para la población en general, usemos CUCARACHAS, sí, sí, cucarachas... Producto equitativo si los hay (y si acaso no lo cree pruebe dejar un poco de comida en el suelo dos días y se hará de una mascotita enseguida) que podría significar el fin de las desigualdades y miserias en el mundo (digital y su acceso para quienes viven en un lugar donde estos bichitos abundan no por elección sino por las condiciones de vida en las que se los está dejando morir). Pues dígame usted si no hay algo más imperfecto, lleno de capitas, duro, inmortal y resistente que una cucaracha. Algunos dicen, incluso, que podrían ser la única especie que sobreviva a un ataque nuclear, característica que garantizaría que los futuros habitantes del universo hereden nuestro (tan necesarios) legado cultural -entre los que se incluye esta nota-.