Un trágico accidente quirúrgico sugirió, inicialmente que la identidad sexual de las personas y su orientación sexual no estaban estrictamente controladas por factores biológicos y que estas características podían ser modeladas por el modo en que se criaba al niño (Money y Ehrhardt, 1972). Esta idea se encuentra muy arraigada en el pensamiento conservador, a pesar que este desgraciado caso demuestre lo contrario (Ej. En las familias patriarcales, cuando un hijo "sale del armario", inmediatamente se culpa a la madre por criarlo "como una nena").
El caso en cuestión es el siguiente:
Se crió a dos gemelos univitelinos normalmente hasta los siete meses, edad en la que el pene de uno de los niños se lesionó accidentalmente durante la circuncisión. El cauterino se había ajustado demasiado alto y, en vez de eliminar el prepucio, quemó todo el pene. Después de un periodo de agónica indecisión, los padres decidieron criar al niño como una niña. Bruce se convirtió en Brenda.
Los padres de Brenda comenzaron a vestirla como una niña y a tratarla como tal. Los cirujanos realizaron una operación de cambio de sexo, eliminando los testículos y creando una vagina. Al principio, los psicólogos que estudiaron a Brenda dijeron que era una niña feliz u normal, concluyendo que era el modo en que se educaba al niño o a la niña lo que determina la identidad sexual. Muchos autores vieron en este caso un triunfo de la socialización sobre la biología. ¡Craso error!
Por desgracia, y como era de esperar, esta conclusión fue prematura (Diamond y Sigmundson, 1997). No se debe dar la espalda a la biología, algo orgánico determina nuestro sexo. Ocurrió que, aunque Brenda no sabía que había nacido siendo chico, era infeliz como niña. Se sentía como si realmente fuera un chico e incluso intentaba orinar de pie. Siendo una adolescente infeliz, amenazaba con suicidarse, por lo que su familia y los médicos estuvieron de acuerdo en cambiarle nuevamente el sexo. Se interrumpió el tratamiento con los estrógenos que había estado recibiendo, comenzó a tomar andróginos, se le practicó una mastectomía y los cirujanos le crearon un pene. Brenda volvió a ser un hombre de nuevo, decidió llamarse David, se casó y adoptó a los hijos de su mujer.
Un libro ha narrado su historia (Colapinto, 2000) y en un documental llamado "sexo: desconocido" (2002) se recogieron entrevistas con David (fotografía arriba), su madre, el doctor Diamond y otras personas implicadas en este desdichado caso. Lamentablemente David perdió después su trabajo, el matrimonio se separó y en mayo de 2004, a los 38 años de edad, se suicidó.
(Caso clínico extraído de Fundamentos de fisiología de la conducta; Pearson)