Carmen Herrera consigue su segunda medalla de oro en los juegos paralímpicos de Londres, lo que habrá de ser, a buen seguro, una enorme alegría para ella, y un orgullo para el resto de españoles, de compatriotas. Lo que resulta curioso, es que nos suele ir mejor en esta competición para discapacitados que en las olimpíadas normales, o de atletas supuestamente normales. Ello nos da una idea de la idiosincrasia nacional, displicente las más de las ocasiones, pero capaz de los mayores sacrificios y con un espíritu de superación ante la adversidad que nos lleva a ocupar mejor plaza en el medallero de estos juegos.
Recuerdo la anécdota de un emigrante español que buscó mejor futuro en Alemania, donde obtuvo un empleo en la construcción. Al cabo de cierto tiempo colocando ladrillos, encendió un cigarrillo, hecho por el que fue amonestado, indicándosele que el vicio de fumar debería disfrutarlo en su tiempo libre y no durante la jornada laboral. cuando acudió por tercera vez a orinar, se le advirtió igualmente de que las necesidades fisiológicas deberían de controlarse mejor a fin de evitar pérdidas de tiempo en el trabajo. el español se dijo: “Para trabajar así, me hago rico en España”. Y volvió. Actualmente dirige una empresa con varias decenas de trabajadores.
Nuestra idiosincrasia es peculiar, y en este país, la picaresca forma parte de la personalidad colectiva. Disfrutamos la proporción mayor de políticos corruptos, de una especulación que bordea la ley; de chanchullos diversos y de uno de los mejores equipos paralímpicos del mundo. Cuando menos, es curioso. Enhorabuena a los deportistas.