Algo que a priori parecía harto improbable se ha producido este domingo: por primera vez, desde 1993, el PSOE ha vencido al PP en la Región de Murcia. La última vez que esto ocurrió fue en las autonómicas de 1991, algo que muchos ya ni recordarán y otros, sencillamente, ignorarán porque ni habían nacido. Lo cierto es que este 28 de abril, el PSRM cosechó casi 190.000 votos, rozando el 25% de los sufragios.
Lo del PP ha sido una derrota sin paliativos. Su bajada del 46% en 2016 a este 23,4% es espeluznante. Apenas 180.000 votos para un partido que aquí barría por goleada desde hace más de un cuarto de siglo. La imagen que en la noche electoral brindaba el hotel Siete Coronas, otras veces atestado de militantes eufóricos, parecía más cercana a la de un tanatorio que a un lugar propio de celebraciones.
Éxito de Ciudadanos, que sube hasta el 20% en la Región y lo respaldan unos 150.000 sufragios. Una circunstancia para celebrar entre sus dirigentes y militancia, apiñados en su sede de Centrofama.
A Vox, aun siendo en esta comunidad autónoma donde más votos ha obtenido, con 143.000 y el 18%, da la sensación de que eso les supo a poco porque todavía esperaban más. Valga como botón de muestra la espaciosa previsión que hicieron en el NH, el hotel de celebración de sus resultados, y el aforo que registraron durante la noche.
Costalazo de Unidas Podemos, con 80.000 votos, bajando del 14,5% de 2016 al 10%, si bien, como mal menor, conservan su único diputado en el Congreso.
Por su parte, Somos Región apenas obtuvo 5.000 votos, justo la mitad que el PACMA, lo que da una idea del impacto que esta formación ha tenido entre el electorado murciano. Lo que Revilla consiguió en Cantabria, meter un diputado en el Congreso que puede ser decisivo, es lo que pretendía el expresidente Garre.
Como dato especialmente significativo hay que resaltar lo ocurrido en Cartagena, donde el PP se ha convertido en tercera fuerza, por detrás del PSOE y Cs. También la victoria socialista en Lorca o Molina de Segura. O que Vox haya sido el más votado en municipios como Torre Pacheco, el segundo en San Javier, San Pedro del Pinatar, Fuente Álamo, Mazarrón o Lorquí o el tercero en Lorca.
Extrapolar estos datos a las autonómicas se me antoja precipitado. Todos sabemos que las municipales, sobre todo, tienen su idiosincrasia, ese modo de ser que es característico de una persona o cosa, que la distingue de las demás. Y que puede haber mucha gente que divida su voto en unas y otras. Con estos datos en la mano, parece que el PSOE no debería dormirse en los laureles para no morir de éxito el 26 de mayo, mientras el PP tendrá que hacérselo mirar tras tamaño batacazo. Es lo que tiene abandonar el centro político para dejarse llevar por los cantos de sirena de la derecha radical, algo que le ha hecho pagar un precio demasiado elevado, obteniendo unos resultados que algunos comparan con la peor etapa de la Alianza Popular de Fraga y sus siete magníficos. Sin duda que en la próxima campaña volveremos a oír hablar del pacto a la andaluza, el único resorte que le quedará a los populares para seguir instalados en San Esteban. O del pacto ‘secreto’ del PSOE con Cs para descabalgar al PP tras un cuarto de siglo gobernando. Qué pocos recuerdan ahora el último CIS del ‘prestidigitador’ Tezanos, ese que resulta que no era tan descabellado y que casi ninguno nos creímos en su momento. Vivir para ver.