Revista Historia

La idiota batalla naval de Algeciras

Por Ireneu @ireneuc

La idiota batalla naval de Algeciras

Bahía de Algeciras

La historia de las cagadas clamorosas en los campos de batalla es tan extensa como la misma historia de la humanidad (ver Caransebes, la batalla más idiota de la historia), afectando a todos los ejércitos en mayor o menor proporción y, como no podía ser de diferente forma, un ejército tan glorioso como el español -ejem- no podía ser menos. En este caso fue una batalla naval, en la que dos de los más grandes navíos que disponía la armada española se bastaron y sobraron para enviar al fondo de la bahía de Algeciras a más de 2000 marineros. Los ingleses, que eran los enemigos entonces, aún están flipando.
Era el día 12 de julio de 1801 y Francia se estaba dando de leches con los ingleses por el control del Atlántico y el Mediterráneo. Los españoles, en franca decadencia a pesar de mantener aún las colonias americanas, cambiaban de bando como quien cambia de calzoncillos y tan pronto se aliaban con los británicos contra los revolucionarios franceses como se juntaba con éstos en contra de los ingleses. Con esta política tan clara y definida (nótese la ironía) en esos momentos tocaba estar a buenas con los vecinos galos y en estas estábamos.
El estrecho de Gibraltar, en esas circunstancias se convirtió en el ring donde darse de tortas ya que Inglaterra controlaba el peñón de Gibraltar, y España, los puertos de Cádiz, Algeciras, Ceuta y Melilla, lo cual interesaba sobremanera a los franceses. 
Después de una serie de batallas en la zona durante junio de 1801, cuatro barcos franceses habían sufrido desperfectos que hicieron pedir ayuda a la armada española para que los cubriera y acompañase a Cadiz a repararlos. Una flota de 6 barcos españoles, encabezados por el Real Carlos y el San Hermenegildo, los dos navíos más grandes de la Armada tan solo superados por el Santísima Trinidad, se dispusieron a llevar a los barcos galos a buen puerto.

La idiota batalla naval de Algeciras

Navío Real Carlos

El Real Carlos (botado el 1787) y el San Hermenegildo (botado en 1789),  ambos con una eslora de 56,14 metros, habían salido de los astilleros de La Habana con una dotación de 112 cañones cada uno, lo que los convertía en unas auténticas fortalezas flotantes. Estos navíos de guerra en 1801 ya habían entrado en infinidad de combates, por lo que eran una apuesta segura para acometer la misión encomendada.
La flotilla partió de Algeciras al mediodía, en una formación de dos columnas paralelas, donde los barcos franceses iban los primeros y cerraban el convoy el Real Carlos en babor y el San Hermenegildo a estribor (para su información -no se como andará usted de náutica-, babor corresponde a la izquierda y estribor, a la banda derecha en el sentido de la marcha). Sin embargo, cayó la noche prácticamente sin salir de la bahía de Algeciras, ya que gracias al ritmo impuesto por los dañados barcos franceses y al viento en contra, aquello iba más lento que un desfile de cojos. 
Los ingleses, que desde Gibraltar estaban al caso de los movimientos franco-españoles, enviaron una flotilla de 5 navíos a interceptarlos, de los cuales el HMS Superb, navío de 55.62 metros y 74 cañones se mostró el más rápido de todos. Éste, navegando con las luces apagadas en una noche oscura y sin luna, dio alcance al convoy español y se metió entre el Real Carlos y el San Hermenegildo, los cuales iban separados unos 600 metros el uno del otro.  
A las 23.20 horas, el Superb disparó sus andanadas de babor hacia el Real Carlos, girando de golpe e iniciando una maniobra de evasión, para evitar el fuego español. La tripulación del barco atacado, como pollo sin cabeza en la confusión de la noche, disparó sus cañones de estribor, pero el Superb ya se había salido de la trayectoria del fuego y se puso a retaguardia a verlas venir... ¿quién recibió todas las andanadas del Real Carlos? efectivamente, el San Hermenegildo.
El San Hermenegildo, viéndose atacado y tan perdido como la tripulación del Real Carlos, repelió el ataque que le venia desde babor liándose una zarabanda de fuegos artificiales a base de cañonazos entre los dos navíos que ríase usted de las fallas de Valencia. Ante tal lluvia de proyectiles, el Real Carlos prendió fuego y el San Hermenegildo, para acabar la batalla pronto, decidió abordar el barco enemigo, en este caso, supuestamente amigo.

La idiota batalla naval de Algeciras

Capitán General de la flotilla hispano-gala 

Justo cuando los dos barcos se tocaron se reconocieron, ya que no era muy normal que los ingleses se dedicasen a blasfemar en castellano entre ellos y se dieron cuenta del error. Pero, el Real Carlos estaba en llamas, y al estar costado contra costado con el San Hermenegildo, a pesar de su intento de alejarse, el fuego saltó prendiendo su velamen. A las 00.15, y a pesar de los denodados esfuerzos de las tripulaciones para apagar el fuego, la carga explosiva del Real Carlos estalló y a las 00.30, el San Hermenegildo hizo lo propio. Cuentan los cronistas que la explosión de ambos barcos se llegó a sentir en Cadiz y que se confundió con un par de pequeños terremotos.
En definitiva, de los 2600 tripulantes de los dos buques de guerra, tan solo se salvaron 39 del Real Carlos (uno de ellos se encontró flotando agarrado a un palo en las costas de Tánger) y unos 262 del San Hermenegildo. El Superb, mientras que los españoles se daban la del pulpo, se dedicó a abordar con cierta facilidad el barco que iba delante del Real Carlos, el Saint Antoine -barco inglés atrapado previamente por los españoles y vendido por estos a los franceses- , flipando en colores de la que se llegó a armar ya que lo único que quiso era acosar el Real Carlos y retirarse. 
La culpa recayó sobre el Capitán General Juan Joaquín Moreno, que comandaba la flotilla, ya que no se explican porqué no se dieron las contraseñas para poder reconocerse entre los navíos en la noche. Sea como sea, más de 2000 marineros perdieron la vida, dos de los tres mejores barcos españoles quedaron reducidos a astillas, la "navy" británica más contenta que unas pascuas y la moral de la marina española por los suelos. Una alegría, vamos, preludio de la derrota de Trafalgar de 1805
¿Comprenden porqué sigo siendo pacifista?

La idiota batalla naval de Algeciras

El Real Carlos y el San Hermenegildo en llamas


Fuentes consultadas

 


Volver a la Portada de Logo Paperblog