Revista Opinión

La Iglesia adoctrina a niños en el Valle de los Caídos

Publicado el 07 diciembre 2014 por Rgalmazan @RGAlmazan

Les da igual. Ellos a lo suyo. Es verdad que la actitud del nuevo Papa, al menos con el tema de la pederastia, dentro de la institución, ha cambiado, pero la Iglesia sigue siendo ese dinosaurio, con mucho peso muerto sobre sus espaldas, con años de atraso, siempre llegando tarde.

Bien, pues si alguien creía que el nacional-catolicismo había pasado a la historia, se equivoca. Ahí están las distintas muestras de monumentos con su cruz y su recuerdo a los muertos victoriosos, y ahí queda la Conferencia Episcopal con obispos que demuestran día a día que el nacional-catolicismo pervive en connivencia con gran parte de los miembros del partido popular y de su gobierno, donde ministros, diputados y otros cargos institucionales pertenecen a las ramas más oscuras y extremas de la Iglesia, como son el Opus-Dei, los Legionarios de Cristo o los Kikos.

Y qué decir del discutido monumento de ‘El Valle de los caídos”, levantado con el sudor y la muerte de los presos republicanos para la gloria del asesino Franco, de José Antonio y de su victoria. Allí, donde millares de republicanos murieron con el pico y la pala, yacen en su tumba el dictador y el creador de la Falange.

Y lo que es más grave, hoy, cuando se ha pedido que este monumento sea un espacio de reconciliación, no sólo sigue siendo el sitio de reunión de lo más casposo y fachoso de este país sino que además tiene una escuela donde se adoctrina a niños.

Adoctrinamiento Nacional-Católico

Se trata de una escuela dogmática que está levantada sobre los muertos que la construyeron y que pretende perpetuar el nacional-catolicismo en las generaciones venideras.

Allí, hace unos años se rodó el documental ‘A la sombra de la cruz’, del italiano Alessandro Pugno, donde se puede ver qué tipo de educación inculcan los agustinos a niños de unos diez años.

Este documental (que se puede ver aquí) ha recogido escenas donde, por medio de monólogos, el educador, en vez de clases, da sermones y mantiene charlas individuales con las que alecciona al niño, sin dejarle pensar y dándole la respuesta en la misma pregunta.

De este documental nacional-católico se pueden extraer, entre las enseñanzas que se dan a los alumnos, verdades ‘ontológicas’, tales como:

Platón, con su filosofía, destruye la familia

El gobierno socialista anterior era un régimen comunista

Y para que no haya ni trampa ni cartón, voy a copiar textualmente cómo razonan con estos niños y cómo llegan a la conclusión de que dios existe:

"¿Si una persona dice que dos más dos son cuatro y otra dice que dos más dos son cinco, cuál tiene la verdad?" los niños responden a coro: "La que dice que dos más dos son cuatro" "Si una persona dice que de día ve el mar azul y otra dice que lo ve negro, quién tiene razón", continúa el sacerdote. "La que dice que lo ve azul", contestan los alumnos. ¿Si una persona dice que Dios existe y otra dice que Dios no existe, quién dice la verdad? Naturalmente, los niños responden que la primera, a lo que el cura añade una pregunta más: "Por lo tanto ¿la verdad existe?" Un "sí" unánime de los pequeños, que el religioso remata con un "y al mundo de hoy le falta creer en la verdad".

Como pueden observar un método racional y demostrativo de la existencia del ser supremo. ¡Hay que joderse! Y no se les cae la cara de vergüenza. Y estos son los que decían que la asignatura de ‘Educación para la ciudadanía’ era un medio de adoctrinar a los jóvenes.

Pues ahí siguen, con sus mentiras, sus privilegios, pagados con dinero público, mantenidos con nuestro dinero. Saben que poco a poco las iglesias se van vaciando, que la gente que les sigue cada vez es menos, pero ellos con la connivencia de los gobiernos del bipartidismo –más el PP que el PSOE, pero éste también—tratan de perpetuarse, adoctrinando a niños que todavía no han alcanzado la madurez para decidir por sí mismos. Les da igual, no van a cejar en su empeño aunque cada vez haga más frío en los seminarios y las iglesias parezcan cementerios. Y es que verdaderamente, en este país, es muy difícil matar a los muertos.

Salud y República


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