Revista Opinión

La Iglesia en la cresta de la ola

Publicado el 15 enero 2012 por Rgalmazan @RGAlmazan

No es posible que pase cierto tiempo sin que la Iglesia Católica dé motivos para que nos ocupemos de ella. Naturalmente se trata de noticias que resaltan por su anacronismo, sus ansias de poder y que demuestran que su reino no es de este mundo, aunque traten, por todos los medios, de que sea suyo. Afortunadamente no lo consiguen y cada vez se alejan más de la realidad social.

Varias son las noticias de la SICAR (Santa Iglesia Católica Apostólica Romana) de esta semana que claman al cielo.

En primer lugar, las declaraciones que constantemente hacen sobre la homosexualidad. Esta vez, ha sido su máxima autoridad, Benito XVI, quien ha manifestado, sin cortarse un pelo, que:

“El matrimonio homosexual es una de las amenazas graves contra la familia tradicional que socavan el porvenir mismo de la humanidad".

Ya saben ustedes, ni las guerras, ni el cambio climático, ni las armas nucleares, ni la pederastia del sacerdocio. Todas estas cosas son pequeñeces. Lo grave de verdad es el matrimonio homosexual, que, como se sabe, todos estamos obligados a contraer y finiquita los derechos de los demás. Y que va a acabar con la humanidad. Ni más ni menos.

Ésta barbaridad que dijo el sicario mayor (SICAR), no es la única. Y es que cuando se ponen no paran. Ayer mismo leí, sin sorpresa –es difícil que digan lo que digan, me sorprendan—, que el obispo de Córdoba hacía unas declaraciones tan mentirosas como alarmantes:

“Algunas escuelas de Secundaria, dentro de los programas escolares incitan a sus alumnos a la fornicación, de la que hay que huir".

Hay que ser un verdadero obseso sexual para ver estas cosas. Jamás ha condenado la pederastia de los sacerdotes y ve fornicación por doquier. No es sino un “follador frustrado” –perdonen el lenguaje, pero quería que quedara claro—, un tipejo con algún complejo freudiano, digno de ser psicoanalizado.

La iglesia y la realidad social

Mientras estas declaraciones, tan disonantes pero normales entre la cúspide del clero, siguen su curso, hay noticias que refuerzan la idea de que esta institución tiene un rumbo pernicioso que está contaminando la vida social.

Así por ejemplo, está el caso de la maestra Resurrección Galera que se casó con un divorciado y, por tal hecho, fue despedida por el Obispado de Almería hace diez años. Hoy el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha sentenciado que sea readmitida como profesora de religión, en su antiguo puesto, y que se la indemnice con 215.000 euros. Dinero que saldrá de las arcas públicas y no de la Iglesia, ¿hay quién lo entienda? Pues eso, ellos a jugar con fuego y nosotros a pagar los bomberos.

Otra “ilustre” noticia es la que leo ayer, sin sorpresa pero con indignación. Resulta que el empresario delincuente Ruiz Mateos –ese que todo lo que toca lo convierte en quiebra—, envió doce millones, del captado a inversores para sus empresas de la fallida y quebrada Nueva Rumasa, a dos organizaciones católicas “modelo”: Legionarios de Cristo y Opus Dei. O sea mientras que pedía dinero para invertir en sus empresas, él –supongo que pensando en la vida eterna— lo enviaba a estas dos sectas. Una acción católica ejemplar. Esto es lo que se podría llamar una donación indirecta.

Y todo esto ocurre, para más inri, siendo la única institución que no ve recortada ninguna de sus subvenciones, que sigue sin pagar el IVA y el IBI de su patrimonio, y que obtiene del Estado unos 10.000 millones de euros al año. ¡Viva el laicismo!

Mientras que a la cultura, la ciencia, los sindicatos y otras asociaciones de todo tipo se les reduce las aportaciones públicas, la iglesia tiene bula y mantiene todos sus privilegios.

Cada vez menos bodas, menos bautizos, pero ellos a lo suyo, eso sí, con la ayuda de gobiernos que le facilitan su labor y que les pagan de nuestros impuestos. Apoyándose en datos falsos (cuentan a los bautizados como católicos, cuando la gran mayoría no lo siente y no practica) y obstaculizando la apostasía, pretenden ser lo que un día fueron y la sociedad les niega. Y todo esto en un país que constitucionalmente es aconfesional.

Por eso, para que sus amigos políticos del bipartidismo les sigan dando de comer, les muerden la mano. Mantienen la tensión, aunque sea con noticias vergonzosas o alarmantes, el caso es estar en la cresta de la ola y hacerse notar.

Salud y República


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