Tras la victoria de Constantino (312 d.C.), las tumbas de muchos mártires de gran devoción se trasladaban a una iglesia martirial (martyrium) en el lugar de su suplicio (Ponsich, 1770: 183-189; Pla Cargol, 1951: 71-72; Fábrega, 1958: 117-124; Krautheimer, 1986: 518).
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Lo usual era que todas las ejecuciones fuesen públicas (Garrido, 2000: 53-54). Por ello se veneraban tantos mártires, vivos en la memoria reciente del pueblo. En el siglo IV el culto a los mártires locales era predominante.
La iglesia martirial de Santa Eulalia
Como en las puertas de las ciudades se formaban bulliciosos mercados, lo más probable sería que Santa Eulalia hubiese sido martirizada delante de alguna de las puertas de Barcino. La puerta oeste del cardo maximus, que luego, hasta el siglo XIII, fue la puerta medieval de Santa Eulalia, sería el lugar más verosímil para el martirio de la Santa.
Allí el anfiteatro de Barcino había sido destruido por razones militares. Y al lado, junto a la iglesia del Pi, hasta el siglo XIV existía la plaza Arenaria (o de las Arenas). Cerca abundaran topónimos sobre Santa Eulalia.
La tradición del martirio de Santa Eulalia en una lejana necrópolis, o un aislado poblado de pescadores cerca de la playa, donde está ahora Santa María del Mar, no tiene ningún paralelo ni soporte arqueológico, documental o toponímico. Estando en conflicto con la geomorfología antigua del Arrabal del Mar, según los trabajos de Colombo, Juliá, Palet, Riba, Riera, Sanz y Ventayol (Juliá, Riera, 2014). El escepticismo existente sobre la historicidad de Santa Eulalia de Barcelona procede de lo inverosímil que resultaba. Sin embargo, esta versión ha predominado desde el siglo XIV.
Según Olimpiodoro de Tebas, en el año 413 d.C. muere en Barcelona Teodosio, hijo de Ataúlfo, rey de los visigodos y de la emperatriz Gala Placidia (Blockley, 1985: 188-189). Teodosio es enterrado en una iglesia situada “delante de Barcelona” (pro thz Barkellwnoz). pro debe traducirse como “delante de” o “enfrente de” (Liddell y Scott, 1966: 1465).
Esto señalaría una iglesia extramuros, que casi todos los autores atribuyen a Santa Eulalia, muy cerca de la entrada de la ciudad e inevitablemente visible al llegar a ésta. (Fita, 1900: 254; Duran, 1943: 65-69 y 1972: 22; García, 1977-1978: 311-321; Sales 2003: 323 y 2004: 53-58).
Santa Maria del Pi está a unos 80 metros, delante de una de las puertas de la ciudad. Al llegar sería inevitable ver la iglesia antecesora del Pi. El término “delante de Barcelona” le es muy adecuado. Recientemente se halló un altar tardo-antiguo (s. IV) en sus cimientos.
Santa María del Mar está a unos 250 metros de la puerta este de la ciudad. Cercana, pero no “delante de Barcelona”. Hubiera cabido esperar que se describiese como “junto al mar”. Así se encontrará citada en los documentos medievales.
Topónimos actuales y antiguos confirman a Santa María del Pi como la localización más probable de la iglesia martirial de Santa Eulalia. Posiblemente por esto Víctor Balaguer sitúa el martirio de Santa Eulalia junto a esta puerta en “Las Calles de Barcelona” (1866).
Vinyoles y Vergés señalaban que un templo-sede episcopal en Barcino está atestiguado por las actas del Concilio anti-arriano de Sardica (o Sardis, la actual Sofía en Bulgaria) en el 343 d.C. Asiste Praetextatus el primer obispo documentado de Barcelona. No podría existir un obispo sin tener una iglesia como sede. Esta se cita en una carta de San Paulino de Nola a Sulpicio Severo del 394 d.C. (Ponsich, 1770: 23; Turner, 1930; Vinyoles i Vergés, 1992: 155). No existía el conjunto episcopal (Vinyoles y Verges, 1992: 155-170). Durante buena parte del siglo IV y principios del V solo existiría esta iglesia de Praetextatus. La que cita Olimpiodoro y que sugiere Cabanes (1840). Probablemente la iglesia martirial de Santa Eulàlia, próxima a una puerta de Barcino, actuaba de sede episcopal.
La iglesia martirial (martyrium) de Sant Feliu extramuros fue la sede episcopal en Gerunda durante la Antigüedad Tardía. Sant Feliu muere el año 304 d.C. (Pla Cargol, 1951: 71-72). La iglesia martirial de Sant Feliu se encuentra a unos 60 metros frente a una puerta de esta ciudad. Es un caso idéntico al del martyrium de Santa Eulalia en Barcino. Sedes episcopales en iglesias martiriales extramuros fueron frecuentes en el siglo IV.
Mediando el siglo VII, el obispo de Barcelona Quirico dedica a Santa Eulália un monasterio construido sobre la tumba de la santa según su propio himno. Himno que se conserva en el Breviario Mozárabe (Fábrega, 1958). Las iglesias visigóticas tomaban el nombre de un santo y el de un lugar. Este monasterio se llamaría entonces Santa Eulalia de las Arenas, como indican Gurt y Godoy (2000). Eulalia era la santa y de las Arenas el entorno. La plaza Arenaria estuvo hasta el siglo XIV junto a la puerta oeste.
La tumba fue escondida. Como el nombre de Eulália hubiera delatado a la tumba, el monasterio de Santa Eulália pasó a ser la parroquia (domus) de Santa María. Santa María siempre ha sido respetada por los musulmanes.
Y fue recuperada el año 878 por el obispo Frodoino en la domus Sanctae Mariae Virginis. Las actas dicen que gracias al recuerdo de un monasterio y de un himno a Santa Eulalía.
En los siglos IX a XII solo encontramos dos iglesias en Barcelona dedicadas a Santa María, la del Pi junto a la puerta oeste de la ciudad y la del Mar al este. La domus Sanctae Mariae Virginis del hallazgo de 878 debía ser una u otra. Las actas no permiten dilucidar cual.
La posibilidad de que Santa Maria del Pi pudiera ser la domus Sanctae Mariae Virginis fue estudiada por Fábrega (el hagiógrafo de Santa Eulália más reconocido). Pero en 1958 se conocía muy poco de lo escasamente habitable que era el entorno de Santa Maria del Mar entre los siglos VI y IX. Y Fábrega no lo consideró decisivo. Tampoco disponía del texto de Olimpiodoro, ni de la hipótesis de unas Arenas cerca del Pi, ni de tantos topónimos (Fábrega, 1958: 111). La evidencia disponible ahora a favor de Santa María del Pi como el lugar del martirio de Santa Eulalia es abrumadora.
Considerando la geomorfología del entorno de Barcelona del siglo VII al siglo XI y la ausencia de indicios fiables en el este de la ciudad no es posible imaginar allí el monasterio con la tumba de Santa Eulália.
Se dispone ahora de una documentación abundante y creíble, muy de acuerdo con lo ya conocido en Barcino y en otros lugares. Documentación que señala en el siglo IV el origen de la devoción barcelonesa a Santa Eulalia.
Autor: Luis Conde Moragues para revistadehistoria.es
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