Revista Opinión

La ilegalidad de la ley

Publicado el 13 abril 2013 por Romanas

La ilegalidad de la ley  Llevo unos días oyendo, y leyendo, a todos esos sabios contertulios y periodistas, decir que lo que ha hecho la Comunidad Andaluza de expropiar el uso de las viviendas vacías de los Bancos a favor de sus usuarios desahuciados es ilegal. Y no salgo de mi asombro porque para afirmar esto o hay que ser un ignorante integral o el mayor de los hijos de puta que pisa este asqueroso país. Desde Kelsen, que concebía el Derecho como una perfecta pirámide geométrica, hasta nuestros puñeteros y canallescos días, los más sabios entre los juristas se han empeñado en hacer de los razonamientos jurídicos un paralelo de los matemáticos. De tal manera que toda Ley podía construirse más o menos así: A=B como C=D, proposición o ecuación que supondría que A, B, C y D eran términos legales absolutamente legítimos, o sea, de acuerdo con la prístina idea de la Justicia que se consagraría en todas las Constituciones del puñetero mundo.  Pero he dicho ya por aquí demasiadas veces que las Constituciones pueden ser,y de hecho lo son, como por ejemplo, la nuestra, verdaderos caballos de Troya que unos legisladores absolutamente fraudulentos han pergeñado para mantener el "statu quo" sociopolítico.  O sea que un cínico total, en el peor de los sentidos de la palabra, como era Fraga, podia decir, en nuestra tan injustamente alabada Constitución, eso de que todos los españoles tienen derecho a una vivienda digna al propio tiempo que mantenía en el CC y la LH preceptos que infringían frontalmente dicho principio sin siquiera tomarse la molestia más falsa aún que Judas de decir también eso que se incluye en todas las coletillas legales: quedan derogados todos los artículos de nuestras leyes y disposiciones legales que se opongan o contradigan a este precepto.  Y es que, como ahora se está comprobando experimentalmente, todos, o casi todos con milimétricas excepciones, los políticos españoles son unos perfectos canallas capaces de aprobar o mantener textos legales que permitan a las asesorías jurídicas de los Bancos iniciar desahucios ante los TribunalesT españoles exigiendo el desahucio de unos desgraciados que no tienen no ya para pagar mensualidades de hipotecas o alquileres sino siquiera para comer ellos y, lo que es mucho peor aún, esos pobres hijos de los que no se ha acordado ni por un momento nuestra excelsa vicepresidenta de gobierno que sí que lo ha hecho de su hijo Iván porque dice, la muy cínica, que había presenciado aterrado el escrache que se había llevado a cabo ante la puerta de su muy protegida residencia.  Como ha dicho uno de ellos, los canallas que nos gobiernan, pero que ahora parece que ya no lo es, hay muchos más, miles, millones de niños más echados a patadas de sus hogares por las fuerzas de orden público (¿), en los miles de desahucios ya realizados, que esos otros privilegiadísimos niños cuyas madres pueden dedicar todo su horario a realizar tareas políticas mientras que otras señoras cuasi esclavizadas cuidan de sus queridísimos vástagos.  Y es que hay que tener muy poca vergüenza para subir a un escaño a decir esto al propio tiempo que se ha abandonado a su querido bebé en manos ajenas a fin de disponer de todo su tiempo para falsear la realidad de esta manera o para posar medio vestida en la 1ª página de El Mundo.  De modo que, si por escrache se entiende una firme y contundente protesta de alguien contra una injusticia evidente, no cabe la menor duda de que esta vicepresidenta de gobierno escrachea mucho mucho más que la ya tan famosa y vilipendiada Ada Colau, sólo que con muchísimo menor motivo  Pero, volviendo a los desahucios y las medidas correctores de los enormes daños que los mismos causan a los desahuciados, está claro que la ley andaluza que se carga los artículos del CÇ y la LH en los que los Bancos fundamentan sus correspondientes demandas no hacen sino quebrar la flagrante ilegalidad de unos preceptos que vulneran aquel otro matriz de la Constitución que afirma que todos los españoles tenemos derecho a una vivienda digna.  Afirmar, sostener lo contrario no es sino consagrar, como hacemos nosotros siempre que podemos, que la puñetera Constitución fraguista no es más que un trampantojo confeccionado sólo para cumplir con el mandamiento lampedusiano de que es preciso que todo cambie para que todo siga igual, ya que se limita a consagrar un gran principio que luego será totalmente inaplicable.  Nota: CC=Código Civil y LH=Ley Hipotecaria.


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