Muchos venezolanos hemos visto con preocupación cómo nuestra sociedad ha ido decayendo estos últimos años. Uno de los factores que más han contribuido a ello es el facilismo.
Esta forma de irrazonar se ha extendido en tiempos recientes a todas las clases sociales (implicando que no seamos todos clase baja) y a la vida cotidiana del ciudadano, teniendo que vivir entre una multitud que recibe bien todo lo que le beneficie en el presente, sin importar sus implicaciones sociales y económicas futuras.
Y es que en Venezuela es normal escuchar frases como “Aquí nadie paga luz y todavía se quejan” (sobretodo provenientes de seguidores de cierto culto a la person… digo, ideología política) dichas por personas que ni siquiera piensan en lo negativo que es esto para nuestra economía, y que es una muestra clara de que en Venezuela nada funciona como debería. Todo Poder Público se lleva con maña, en los comercios y negocios prospera el amiguismo y la viveza criolla y las leyes son más bien un recurso del que el gobierno hace uso cuando quiere.
Esto ha desembarcado (aunque naufragado sería mejor término en este caso) en que un sector de la población dado a recibir y premiar cada bono y ayuda gubernamental que existe subsista gracias a las ayudas del gobierno, siendo flojo y muriendo en sus errores lentamente, engañado por esa injusticia llamada justicia social y llévandose a un país consigo. Ahora no sólo somos vulnerables a los abusos del gobierno, sino que dependemos de él. Habrá que cuidarse del síndrome de Estocolmo.
Pero cuidado, que el facilismo es contagioso. Para caer en él basta con estar cansado y, como no, una buena dosis falacística de “todos lo hacen”. De esta manera se ha ido propagando en el actuar del individuo promedio esta manera de pensar tan decadente.
Lo más difícil para Venezuela (luego de que caiga el chavismo) será cambiar esa mentalidad mediocre que tanto se ha arraigado en la población y que es promovida día a día por las políticas gubernamentales. Sin embargo, de forma un poco optimista digo que si algo ha aprendido el venezolano que trabaja por un futuro mejor en tiempos recientes es sobreponerse a la adversidad. Y en esta ocasión apremia resolver esta situación, porque si nuestra mentalidad no cambia volveremos a cometer los mismos errores que nos han llevado a la crisis en la que nos encontramos.