Revista Cine

La imagen y la palabra iii. alambrista

Publicado el 23 febrero 2015 por Ganarseunacre @ganarseunacre

ALAMBRISTA (1977)

Por Juan Carlos VinuesaLA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTA
FICHA TÉCNICA:Título original:    Alambrista!Año:    1977Duración:    110 min.País:    Estados UnidosDirector:    Robert M. YoungGuión:    Robert M. YoungMúsica:    Michael Martin MurpheyFotografía:    Tom Hurwitz, Robert M. YoungReparto:   Domingo Ambriz, Trinidad Silva, Linda Gillen, Ned Beatty, Jerry Hardin, Julius HarrisProductora:    Filmhaus
Premios: 1978:    Festival de Cannes: Cámara de Oro (mejor ópera prima)   Concha de Oro en el Festival de San Sebastián a la Mejor Película.
   En 1979, un año antes, se estrenó en España La sal de la Tierra (1954), la ya clásica película del mejor cine social americano. Alambrista puede inscribirse con todo derecho en su línea tanto por su calidad como por su idéntico planteamiento a la hora de acercarse al tema como Biberman. Robert M. Young ha huido de Hollywood (bien es verdad que no deliberadamente sino por imposibilidad material de que se la produjeran allí), ha utilizado una mezcla de actores profesionales (por lo general, lo de habla inglesa) y aficionados (aunque más o menos vinculados al teatro chicano de California), y ha construido una leve ficción basada en hechos reales. También como Biberman, ha conservado el bilingüismo básico para comprender uno de los más importantes problemas que plantea el film. Y todo ello, con el mismo tono de sinceridad y veracidad de un documento no manipulado.
   El tema de los inmigrantes USA, es objeto de continua discusión desde que el país de la opulencia cerró las puertas drásticamente para evitar compartir con más bocas su inmensa riqueza natural o producida. Pero en el caso de los hispanos reviste gravedad especial, pues la mayoría de los estados del Sur y sudeste fueron antaño colonias españolas o territorios mejicanos, y algunas de las anexiones americanas llevaron consigo tratados o constituciones en que se prometía respetar la libre circulación de personas y las manifestaciones culturales de lengua española. A comienzos del siglo XX y, sobre todo, a raíz de la “gran depresión” esos derechos fueron conculcados por los gobiernos locales o el federal (algo parecido a lo que sufrieron los pieles rojas con sus tratados de paz). Lo cierto es que las explotaciones agrícolas de esta zona de los Estados Unidos y otras industrias (minería, construcción, etc.) son trabajos pesados o poco apetitosos, necesitan de mano de obra barata. De ahí que no hayan hecho ascos a la presencia (a veces fomentada por ellos mismos) de inmigrantes clandestinos que reciben salarios de miseria y se contentan con cualquier condición laboral por mala que sea. Porque, en definitiva, estos trabajadores ganan en una hora lo que en su país de origen en un día. Estos datos explican la presencia, sólo en California, en la década de los 80, de más de un millón de emigrantes mejicanos “ilegales”, “alambristas” (por saltar las alambradas fronterizas) o “mojados” (por entrar a nado por mar o por el Rio Grande y otros cursos fluviales fronterizos.LA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTALA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTALA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTA   El problema de los hispanos en USA (ilegales o legales) constituye un motivo de preocupación de toda índole. Son ya la minoría mayor (superior a los negros) se resisten a la “asimilación” con su cultura propia originaria (no sólo la lengua, sino las tradiciones familiares y religiosas). Y están hoy socialmente mucho más bajo en cuanto a derechos reales que los mismos negros, que tienen una tradición más larga de reivindicación y lucha. En este contexto, se explica que un film como Alambrista no fuera distribuía en Estados Unidos y que encontrará toda suerte de dificultades para realizarse.LA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTA
   Robert M. Young[1] es autor del guión, la fotografía, la dirección y la producción (junto con su hermano Irwin) de Alambrista. Pudo escribirlo y planificar su realización gracias a una beca de la fundación Guggenheim que le permitió vivir y trabajar con los trabajadores mejicanos. El planteamiento del film no podía ser el de un simple documental al estilo de los que antes ya había rodado. Se trataba de interesar al público más amplio posible en el problema, y contra lo que habitualmente suele suceder cuando lo que priman son los buenos propósitos Young logró una hermosa, profunda e impactante película, lejos del panfleto y el aburrimiento de este tipo de cine militante y mensajístico.

   Young nos cuenta la historia de Roberto Ramírez, un campesino mejicano, que para salir de la miseria decide irse clandestinamente a los Estados Unidos a trabajar como temporero. Tras este prólogo (quizás demasiado largo y poco impresionante al parecer porque el gobierno mejicano puso como condición que no se insistiera en la pobreza del peón), Roberto empieza a sufrir el calvario de los “alambrista”: sorteo de las patrullas de la “Migra” (los agentes del Departamento de Inmigración y Naturalización), la sencilla camaradería de los que como él han pasado de matute la frontera, la estafa de propietarios que los contratan y a la hora de tener que darles el sueldo, los chamizos (literalmente un gallinero) en los que les permiten pernoctar, las extenuantes jornadas de recolección agrícola con salarios bajos y pésimas condiciones higiénicas, la inferioridad que provoca su total desconocimiento del inglés, el riesgo de perder la vida en sus huida continuas, el contraste chirriante de su situación con el bienestar de los gringos, los problemas sentimentales y sexuales derivados de la separación familiar, el choque cultural (en la comida y en la Iglesia, etc.), la sensación de ser tratados como esclavos y no personas, etc. Esta larga primera parte (más de la mitad del filme) concluye con su detención y repatriación.

   Su segunda entrada clandestina en USA reviste caracteres más singulares pero no menos significativos. Contratado por un “coyote” (especialistas que por dinero se comprometen a pasar más seguramente a ilegales) para reventar una huelga de apareceros campesinos en Colorado, Roberto “toma conciencia” de la explotación y manipulación de que son objeto los hombres como él. Un viaje infernal y una comida incomestible son el preludio del estallido. Luego, su condición de esquirol (impresionante el contraste con los chicos contratados para evitar la pérdida de cosecha de melones y sandías, que se lo toman como si fuera fútbol americano), y, sobre todo, el encuentro fortuito con su padre agonizante (quizás lo más flojo de la película por su inverosimilitud) fuerza a su decisión postrera: volverse a Méjico. Allí en el puesto fronterizo, mientras los turistas pasan indiferentes, una mujer da a luz al otro lado para conseguir con ello –un hijo nacido en suelo gringo– derecho de residencia en USA.
LA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTA
LA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTA   Young basa la fuerza de su denuncia en los hechos y en la narración de los mismos. No enfatiza. Es el espectador el que saca las conclusiones. Apenas utiliza los símbolos, sí no es aprovechando el contexto narrativo (el agua de riego, la luz del helicóptero, el automóvil de lujo, el gallinero, el perro de la propietaria, los chicos esquiroles, etc). La incomunicación radical entre Sharon, la muchacha del bar, y Roberto se expresa terriblemente en su escena doméstica o en la Iglesia, sin necesidad de resaltar nada. Contándola simplemente. Como la muerte del simpático Joe en el tren, resuelta con una sobriedad admirable. O la escena del café con Roberto emparedado entre un gringo parlanchín y un policía.LA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTALA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTA
   Por otro lado, Young utiliza alternadamente el estilo documental (cámara en mano, montaje nervioso, menor calidad fotográfica y de composición) con los encuentros rotundos, el ritmo sosegado del plano secuencia o el montaje más tradicional. Pero nunca en busca de un esteticismo o por una cuestión de estilo, sino sirviendo a la narración. Es el mismo resultado que ha logrado con los actores: sencillo, expresivo, funcional, pero uniforme y de gran altura, concediendo veracidad a los personajes, sin caer en el maniqueísmo fácil. Resulta curioso, por ejemplo, que los policías no aparezcan como brutales o arbitrarios, y que sea una chica yanqui (madre soltera y marginada, eso sí) quien le preste mayor ayuda y le ofrezca cobijo material y afectivo. Excluidos algunos defectos ya señalados, Alambrista, en conjunto, es uno de los buenos films que un servidor vio en su etapa, ya lejana, de “rata” de cine-club. Los aficionados sabrán perdonarme esta despedida licenciosa.
LA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTALA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTALA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTALA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTALA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTALA IMAGEN Y LA PALABRA III. ALAMBRISTA

[1]Young nació en Nueva York. Tras unos trabajos como fotógrafo de la Armada filmo una serie de documentales sobre la fauna y fauna (Secrets of the Reef), entre 1951 y 1957. De 1960 a 1962 se dedicó al periodismo cinematográfico para serie televisiva “White paper” de la NBC. Sus dos reportajes más famosos fueron Sit-In(sobre una huelga de brazos caídos en defensa de los derechos civiles) y Angola: a journey to a war, por los que obtuvo sendos galardones. La NBC no programó, en cambio, Cortile Casino, sobre una familia siciliana de los bajos fondos, por estimularla “poco conveniente”. Su largometraje Nothing but a man(1964), sobre la condición de los negros en USA, obtuvo premios en Venecia y Senegal. En 1971 realizó para la CBS, el drama J. T que obtuvo el premio Peabody, y el mismo año se llevó el EMY de TV con The Eskimo fight for liferodada como Nanook, conviviendo con los esquimales

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