Por Jorge Oviedo Rueda
(Publicado originalmente en diario La Hora, Quito, el 5 de febrero de 2017)
Foto: Xoan Seoane (https://www.publicdomainpictures.net/en/view-image.php?image=98849&picture=jules-verne)
El mundo literario con su realismo y surrealismo es muy amplio, y a quienes disfrutamos obras con una base real o creada en un infinito de fantasía con ciertos brochazos de realidad, el seductor mundo de la lectura nos ha permitido conocer situaciones y lugares inadvertidos, o dejar volar nuestra imaginación.
Es por ello que hablando de la misteriosa creatividad de los escritores, sucede un caso particular con un novelista francés, pionero de la ciencia ficción gracias a sus novelas de aventuras, en las que realizó un sinnúmero de predicciones que se volverían realidad muchos años después.
Me refiero a Julio Verne, uno de los autores más traducidos en el mundo, después de Agatha Christie, de quien a pocos días de recordar 189 años de su natalicio, sería importante mencionar algunas de sus ideas que partieron del siglo XIX y han sido plasmadas en la actualidad.
Así tenemos: El internet, asombrosamente en “París en el siglo XX” (1994) publicada por su bisnieto al ser encontrada luego de que el editor la rechazara en 1863 por advertirle un tono pesimista, hace referencia a un joven que vive en una ciudad de rascacielos, trenes de alta velocidad, autos a gas, calculadoras y una red mundial de comunicaciones como un gran telégrafo mundial; El submarino eléctrico en “Veintemil leguas de viaje submarino” (1870), muestra al Capitán Nemo viajando por los océanos en su enorme Nautilus; Las armas eléctricas descritas en la misma obra en donde ya se usaba el electroshock; El Helicóptero en “Robur el Conquistador” (1886) describe una embarcación Albatross con hélices giratorias; Los noticiarios en la “Jornada de un periodista americano en el 2889” en lugar de estar impreso el Earth Chronicle, es transmitido en vivo, y en la misma obra se describen videoconferencias a través de un “fonoteléfono” como una especie de videollamada, y la publicidad atmosférica como los mensajes que se escriben en el cielo a través de aviones; Las velas solares, el módulo lunar, el amerizaje del espacio en “De la tierra a la luna” (1865) donde se describen viajes espaciales, naves impulsadas por la luz; proyectiles, entre otras. (O)