Me considero una persona bastante impaciente. Cuando quiero algo lo quiero ya, y si no lo puedo tener me pongo de mala leche. De esto me he ido dando cuenta con el paso de los años, incluso pensaba que era una persona con bastante paciencia, pero no. Mi madre me decía que tenía muy buena mano con los niños porque tenía mucha paciencia, sí…claro, por eso cuando venía mi sobrino a casa para hacer los deberes lo acababa atando a la silla con la cuerda del batín para que no se moviera. Signo inequívoco de una gran paciencia. Ahora eso sí, los deberes los hacía.
Si hay algo que no soporto es tener mucha hambre, tener comida delante, y no poder comer! Ya sé que las normas de la buena educación dicen que debemos esperar a que estén todos en la mesa para empezar a comer, de hecho, no hay cosa que me de más rabia que la gente coma mientras yo estoy en la cocina preparando algo…Es la clásica estrategia del “yo si puedo pero tu no”
Lo tienes delante, todo el olor sube hacia tus fosas nasales penetrando en tu cerebro y produciendo una saliación excesiva…Es un acto irracional, lo necesitas, aunque sabes que está mal. Te acaban de decir que no comas, que corres peligro de perder tus papilas gustativas…pero te da igual.
Y es que la mayoría de veces la impaciencia no trae nada bueno…