El aprendizaje es un proceso natural que acompaña al ser humano desde su nacimiento. Un camino constante en el que las personas van adquiriendo las herramientas necesarias para evolucionar y responder frente a los diferentes retos y necesidades que la vida les va planteando. Pero este recorrido puede toparse con algún que otro obstáculo, barreras que es importante detectar y corregir a edades tempranas para que los niños desarrollen sus facultades de la forma más óptima posible.
Los trastornos del aprendizaje están relacionados con la manera en la que los más pequeños, en este caso procesan las diferentes informaciones que reciben de su entorno. De acuerdo a esta premisa, cuando un menor tiene algún tipo de problema en este campo presenta mayores complicaciones que el resto de niños de su edad para asimilar y comprender determinados conceptos, afrontar algún tipo de tareas, además de disponer de menores destrezas, habilidades o recursos personales para sacar adelante algunas actividades.
Rapidez y seguimiento: dos aspectos clave para ayudar a los pequeños a superar sus déficits
Ante este tipo de situaciones es importante que tanto las familias como el personal de los centros educativos, profesionales estos últimos familiarizados con esta clase de realidades y conocedores en profundidad de los fundamentos del aprendizaje, observen a los menores y ante cualquier anomalía actúen con la mayor rapidez posible.
“Las dificultades para expresarse, escribir, concentrarse o razonar deben poner en alerta a familiares y profesionales de la enseñanza para actuar con celeridad y ayudar a los pequeños a evolucionar de una manera más sencilla”
Los déficits en el aprendizaje más comunes suelen apreciarse en algunas parcelas como el lenguaje, ya que los niños presentan mayores dificultades que el resto para hablar y expresarse de acuerdo a los parámetros que se consideran normales a su edad. De igual manera, la escritura, sus facultades para leer y comprender los conceptos a los que se exponen por medio del estudio o la capacidad de razonar y desarrollar diferentes operaciones de matemáticas o lógica son otros indicadores que deben seguirse con atención para ayudar a aquellos niños que presenten complicaciones.
Diferentes problemas capaces de causar estrés, temor y daños en la autoestima de los niños
No prestar la atención necesaria a aquellos menores que presentan este tipo de indicadores entorpecerá, aún más la correcta formación y desarrollo del aprendizaje de los niños, más cuando la imposibilidad de equipararse y avanzar al mismo ritmo que el resto de sus compañeros y niños de su edad terminará por generar en ellos situaciones de nerviosismo, ansiedad, frustración e incluso causar daños en su autoestima, al creerse menos capacitados que el resto.
“La imposibilidad de los niños para seguir el ritmo del resto de sus compañeros o la apreciación de diferencias en sus capacidades para razonar o comunicarse pueden acabar por producir estrés o daños en la autoestima de los pequeños”
El impacto emocional que este tipo de realidades puede tener en edades tempranas es considerable y debe evitarse a toda costa para impedir que los pequeños acaben por aborrecer o afrontar con miedo o desgana actividades que son clave en el desarrollo de su aprendizaje como es el ir al colegio o involucrarse en la práctica de algún deporte o actividad cultural propia de de su edad.
Algunas de estas circunstancias suelen aparecer junto a otro tipo de manifestaciones y trastornos como es el caso del denominado déficit de atención por hiperactividad, realidades que es importante evaluar junto a especialistas en esta materia para conseguir reconducir la situación y lograr que los niños disfruten lo máximo posible de las diferentes fases del aprendizaje y el descubrimiento de la vida.
Markos Goikolea.