Está claro que para viajar al extranjero hablar idiomas es una habilidad que nos va a facilitar mucho las cosas. Bueno, no me refiero al idioma concreto de cada país, sería difícil que podamos aprenderlos todos, pero hay dos idiomas que se hablan por gran parte del mundo y son el inglés y el español. Durante años he invertido gran parte de mi tiempo en estudiar inglés, no tanto para pasar un examen o conseguir un trabajo, sino por poder viajar y vivir en el extranjero. Saber inglés abre muchas puertas a la hora de encontrar la información necesaria para viajar, comunicarse con la gente local y con otros viajeros, y en definitiva para hacer actividades de la vida diaria cuando resides en el extranjero (especialmente en los países anglosajones).
Hablar inglés me ha ayudado especialmente en mis viajes y estancias en Europa. En países asiáticos no siempre podía utilizar el inglés para hacerme entender, depende de con quién tratara de hablar, pero tarde o temprano terminaba encontrando a alguien que entendía. En Latinoamérica tengo la suerte de que en casi todos los países se habla mi idioma materno, con algunas diferencias, eso sí. Evidentemente, hay países donde el español o el inglés no van a servir, sobre todo si se viaja a lugares remotos y zonas rurales en países en vías de desarrollo, pero en general saber estos dos idiomas es una gran ventaja a la hora de viajar. Es especialmente útil si uno viaja solo o quiere pasar una temporada larga en un país ya sea para estudiar, trabajar o hacer un voluntariado.
Me gustaría contar mi experiencia personal con el inglés y cómo estudiarlo me ha permitido desarrollar mi carrera profesional y viajera. Cuando estudiaba en la universidad me di cuenta de con el nivel que tenía de haber estudiado en el colegio y en el instituto, no iba a ser suficiente para cumplir mis objetivos al terminar mis estudios. Por entonces estaba haciendo los cursos de la escuela oficial de idiomas y aunque llegué a terminar tercero, no me pareció suficiente. Me puse a buscar becas para irme un verano a estudiar fuera y viajé a Dublín un mes. Allí me quedé en casa de una familia mientras asistía a clases y actividades con el grupo de estudiantes españoles que estaban en el mismo programa. Sin duda aquello fue una ayuda pero el hecho de estar todo el tiempo con otros estudiantes españoles, no me pareció lo mejor forma de hacerlo. Tenía idea de volver al extranjero al terminar mis estudios pero la próxima vez sola y para hacer unas prácticas.
Eso es lo que hice, pero antes marcharme hice un curso de inglés intensivo orientado a preparar el examen First Certificate de Cambridge. Aquel curso fue una buena preparación antes de marcharme a hacer mis prácticas a Inglaterra, pero está claro que aprendí más haciendo mi vida en ese país. El destino que elegí fue Newcastle, norte de Inglaterra, y por entonces apenas había españoles allí. Durante varios meses casi no tuve oportunidad de hablar español y pasaba mi tiempo con nativos o con estudiantes de otros países. Después de aquello, decidí mudarme a Edimburgo y allí conseguí trabajo en una oficina como grabadora de datos.
Este fue el inicio de una larga colección de experiencias por el mundo y gracias al inglés tuve la confianza de emprenderlas. Así viví un año en Irlanda donde hice unas prácticas en una universidad, y trabajé en tiendas y pubs, medio año en Canadá donde hice una prácticas en una organización ambiental y trabajos en granjas orgánicas, y muchos viajes en países europeos en mis vacaciones. Pero incluso cuando estuve en Latinoamérica el inglés fue útil porque pude participar en proyectos de conservación de naturaleza donde había voluntarios de distintos países o en el caso de Costa Rica pude conseguir un trabajo en la recepción de un hotel rural.
Como a mí me gustan los retos, quise llegar aún más lejos. Regresé a Inglaterra hace tres años en busca de oportunidades, y aquí es donde resido actualmente. Decidí hacer un máster de ecoturismo en una universidad escocesa y esto me dio la oportunidad de aprender a escribir en inglés académico, incluso llegué a hacer la tesis. El siguiente reto que decidí emprender fue crear mi propia empresa en Inglaterra y esto es lo que ahora me ocupa. Desde luego que sin saber inglés habría sido casi imposible crear una empresa en Inglaterra y hacer todos los trámites que ello implica, así como tratar con clientes y proveedores.
Bueno, y no podía olvidarme de algo importante, gracias al inglés he podido conocer gente de muchos países y hacer amigos. Es genial que a través del inglés hayamos tenido conversaciones que no habrían sido posible de no haber sido por este idioma. Creo que el tener amigos repartidos por el mundo es uno de los mejores regalos que me ha dado saber inglés.
En fin, esta es mi experiencia personal con el inglés, he dedicado gran parte de mi vida a su estudio y eso me ha abierto muchas puertas. Si tenéis el sueño de viajar o vivir en el extranjero, os animo a que busquéis ofertas de cursos de inglés en el extranjero. No os desaniméis con los precios, podéis conseguir alguna beca o buscar financiación, y también podéis encontrar cursos baratos de inglés en el extranjero si hacéis una buena búsqueda. Y si tenéis que pagar para aprender este idioma, os aseguro que es una buena inversión que vais a agradecer en el futuro.