Revista Coaching

La importancia de la actitud

Por Juanmarodriguez @juanmariarm

PesteEn aquella alta torre, se mantenía encerrado nuestro noble caballero. Esperando a ser rescatado, ansioso de alcanzar la felicidad deseada.

Los años pasaban y aquella epidemia de peste, no parecía remitir. Parecía que cada vez avanzaba con más virulencia afectando a todas las clases sociales, de alguna u otra manera. Hasta personas cercanas a los Reyes empezaban a sentir los primeros síntomas.

Las mañanas pasaban más rápido. Las tareas de mantenimiento del castillo le mantenían entretenido y le permitían desconectar de la “realidad”. Sin embargo, las tardes era otro cantar. Buscando que pasaran con rapidez nuestro caballero se acostumbró a participar en “interesantes tertulias” donde con otros caballeros lanzaban sus sentencias visionarias de los pasos que estaban por suceder. No reparaban que si miraran hacia atrás, ninguno de ellos fue capaz de vaticinar el presente actual.

Eran momentos en los que la queja parecía justificar el inmovilismo que les llevaba a mantenerse presos dentro de sus castillos. Aquellas conversaciones le provocaban un negativismo adicional y una sensación de estancamiento.

Convencido que aquello pasaría y alguien le mandaría el maná que le permitiera recuperar antiguos momentos de esplendor.

Y poco a poco veía como caía el sistema feudal y  veía la desilusión de los agricultores ante la desaparición de sus cultivos. Y así pasaba los días, esperando que alguien le diera la solución.

Pronto llego a sus oídos las andanzas de “un loco”. Así llamado por los habitantes. Este personaje, tachaba a estos de irresponsables al dejar su vida en manos del azar. Hablaba de sentimientos, pensamientos y acciones. Todos le auguraban un final próximo, engullido por las fauces de la temida peste.

Sin embargo, el mensaje de aquel loco empezó a tener fieles seguidores que pusieron en práctica aquellas indicaciones. Alguno pensó que no podría llevarle a una situación peor de la que ya estaba viviendo. Otros, cerraron los ojos y quisieron creer en aquella persona humilde que día tras día, hiciera calor o frío compartía su mensaje:

  • A lo largo del día ¿cuánto tiempo pasas en el papel de víctima? Abandona ese discurso no te hace ningún bien ¿Has conseguido algo con ello en los últimos meses?
  • Ten claro que vales, que  tú puedes.
  • No malgastes tu tiempo en enfados y en recuerdos de tiempos mejores.
  • Tus problemas…los resolverás tú mismo.
  • Acepta a los demás tal y como son. No busques cambiarles, nunca lo conseguirás.
  • Tendrás que aprender a luchar en la batalla. Puede que pierdas alguna de ellas, recuerda es una batalla, no la guerra.
  • Busca Caballeros que te llenen de optimismo, te ayuden a generar ideas y te acepten por lo que eres y por lo que vas a empezar a hacer.
  • Ningún Caballero es más fuerte que tú pero recuerda tampoco tú eres más fuerte que ninguno de ellos. Busca colaborar con ellos. No olvides que la competencia solamente es contigo mismo.
  • Tienes en ti los recursos necesarios para afrontar los retos que la vida te vaya poniendo.
  • Cuando lo precises, pide ayuda. Existirán personas cercanas que están encantadas de escucharte y apoyarte.

Algunos empezaron a salir de su residencia, con lo justo para el viaje, en búsqueda de nuevos lares que les permitieran sobrevivir. Sin más sueño que el vivir mañana. Atrás dejaron posesiones que más tarde serían quemadas por aquellos que seguían agarrados a lo acabado.

Otros, adaptaron su oficio o iniciaron una nueva andadura sin saber dónde les llevaría, tampoco les importaba mucho, cuando lo importante era asegurarse una papel en la obra de teatro. Ellos comprobaron que lo de menos era el papel de protagonista y con organización encontraron un papel que les permitía disfrutar de la representación desde el escenario.

Y así, nuestro caballero fue aceptando un nuevo modo de vida. La adaptación no fue sencilla, pasó por momentos buenos y otros de duda, incertidumbre y desesperación.  Entonces, en esos momentos oscuros, siempre recordaba las palabras de aquel loco, de aquel personaje que de manera humilde, repitió su mensaje día tras día. Hiciera calor o frío.

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