El término convalecencia proviene del latín cum (con) y valere (tener fuerzas).
Una larga enfermedad, en mayor o menor grado, siempre deja secuelas, ya sea sobre el estado general u otras irreversibles que se deberán afrontar progresivamente.
La convalecencia es el período en que se ha superado la crisis de la enfermedad, pero el organismo no está completamente recuperado.
Se necesita un estado de ánimo positivo para superar la última fase de la enfermedad, ya que es muy importante no dar lugar a una complicada recaída.
Fases psicológicas de una enfermedad
- Preocupación por el estado de salud
- Aceptación de la enfermedad
- Asimilación de la inactividad
- Distanciamiento emocional del modo de vida anterior
Una vez superada la crisis, puede suceder que el enfermo reaccione de dos maneras opuestas:
- Decaimiento y rechazo, a veces inconsciente, a volver a la vida activa.
- Prisa y ansiedad por retomar la actividad normal
La primera es peligrosa porque, a falta de una adecuada motivación y un estado de ánimo positivo, la recuperación se hará más larga y penosa. Por tanto hay que procurar buscar argumentos, tanto propios como de familiares y amigos, que animen y empezar a practicar actividades positivas o aficiones que eleven la moral.
La prisa por hacer vida normal también puede retrasar la total recuperación, porque el enfermo se saltará las últimas fases de medicación o rehabilitación en la creencia de que todo marcha bien, cuando lo cierto es que es un periodo crítico porque el organismo aún está debilitado.
Siempre hay que ofrecer apoyo psicológico al convaleciente y a la vez ejercer una firme presión para que siga el tratamiento indicado hasta el final.
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