
En primer lugar, se debe elegir una imagen acorde con el contenido, que sea atractiva para llamar la atención de un gran número de personas (porque no, no todo depende de los gustos. Hay criterios para valorar la calidad del arte y, en cualquier caso, para
- El montaje está mal hecho y es tan poco sutil que incluso las personas que no entienden del tema lo notan. El caso del primer tomo de la saga Laila Winter, que en su momento causó una oleada de críticas en la red (aunque parece que los libros no están nada mal). También el de Las eternas (y de gran parte de las cubiertas de la editorial Versátil, en mi opinión, con ese empeño de pegar la foto de una modelo sobre un fondo sin conseguir que realmente lleguen a fundirse en una sola imagen).
- La imagen de la cubierta no va acorde con el argumento. Esto ocurre con Promise: esa cubierta de alegre colorido sugiere una comedia romántica y, sin embargo, se trata de la historia de una adolescente enferma. Además, a mi parecer cae en lo hortera; es un libro que me daría vergüenza leer en el bus. Algo parecido pasa con Las eternas, y aquí el error es doble, porque el diseño se aleja completamente del de la primera novela de la autora, Hojas de dedalera. Al ponerle esa cubierta tan típica del romance paranormal se reducen las posibilidades de que el lector de narrativa ambientada en otras épocas que leyó su primer libro se interese también por este.
- La letra no es la adecuada, porque no se lee bien o porque tiene demasiadas filigranas. Sucede en Las eternas, cuyas citas y argumentos no se leen con suficiente claridad por culpa del fondo. Es un problema menos evidente que la imagen delantera, pero estos detalles marcan la diferencia entre un buen diseño y uno mediocre. La del título de El último chef chino tampoco está muy lograda: demasiado grande, se lleva todo el protagonismo de la cubierta sin emplear un tipo de letra que convenza.
- Cubiertas sosas que dicen poco o nada del contenido, como Flores en la sangre, que, tratándose de la historia de una mujer en la India, habría quedado mucho mejor con una cubierta del estilo de una landscape novel (cuando se publicó este género aún era popular, pero las imágenes de una mujer con un paisaje de fondo han existido siempre). Otro ejemplo es El último chef chino. Fijaos en la cubierta que tiene justo encima: muestra el mismo objeto, pero el diseño de Maeva es mucho más bonito.
En definitiva, la elección de la cubierta es un paso que no se debe menospreciar, sobre todo cuando se trata de obras de autores que todavía no están consolidados, puesto que de ella depende en gran medida que los lectores potenciales se detengan a leer la sinopsis del libro y decidan si este les interesa o no. Lo importante está en el interior, pero mejor que el exterior también cumpla las expectativas. Como se suele decir, "El físico atrae, la personalidad enamora".
¿Qué opináis del tema? ¿Hasta qué punto os dejáis llevar por la cubierta a la hora de elegir vuestras lecturas?