La importancia de la formación es indiscutible. Una persona debe estar lo bastante formada para tener posibilidades de desempeñar un trabajo adecuado. A menor formación, menos posibilidades de acceder a según qué tipos de empleos. El problema es que todo evoluciona y lo que en un momento dado es una ventaja, no siempre lo acaba siendo.
La importancia de la formación… ¿Pero qué formación?
La importancia de la formación, ¿pero qué formación?
Uno de los problemas actuales es que durante las últimas décadas se ha sobrevalorado el hecho de tener una carrera. ¿Qué ha pasado? Que todo el mundo tiene una y pasa como con cualquier otra cosa, que el mérito se desvaloriza. No podemos pretender que todos seamos licenciados, porque ni todos servimos para lo mismo, ni hay trabajo de ese tipo para todos. Yo creo que últimamente se ha abandonado la formación profesional en pro de que todos tengan carrera. Dicen que el saber no ocupa lugar y creo que es cierto, ¿pero de qué sirve que todo el mundo sea abogado y no haya ningún mecánico de coches?
Hoy en día hay mucha gente en paro y gente con carrera vendiendo pizzas. Eso deja claro que el hecho de tener una carrera no necesariamente da más posibilidades de trabajo. Por otra parte, puede ocurrir el efecto contrario. ¿Por qué contratar a alguien demasiado formado para el puesto que va a desarrollar si eso puede implicar que solo esté de paso en la empresa porque no va a estar satisfecho, ni con el trabajo ni con la remuneración? ¿Le interesa al empresario contratar a personas más formadas de lo necesario? Yo creo que hay casos y casos, pero en general no resulta interesante.
Hace poco apareció una noticia en la que se decía que la Generalitat Valenciana había excluido de un concurso público a varias personas alegando «exceso de preparación» (ingenieros informáticos que querían acceder a un puesto para el que se solicitaba una titulación inferior). La Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Ingenieros en Informática de la Comunidad Valenciana ha recurrido al Tribunal Superior de Justicia alegando discriminación hacia los 62 ingenieros que han quedado fuera de la selección.
Yo no tengo claro que exista una discriminación en estos casos; aunque al ser un tema de función pública y no una empresa privada, no digo que no vaya a prosperar el recurso, pero lo que tengo claro desde la perspectiva de empresario es que cuando he buscado una persona y he recibido docenas de currículos, casi nunca he elegido al más formado, sino a la persona que mejor se adaptaba en cada caso al perfil de trabajo que iba a tener que realizar, y no solo considero que no he discriminado a nadie, sino que he podido ayudar a encontrar trabajo a gente que en otro lugar no hubiera encajado.
Si al final nos limitamos a valorar solo los títulos, resultará que incluso para trabajar de camarero habrá que estar licenciado, lo cual, ni tiene sentido, ni es lo deseable. Valorar a la persona por los títulos que tiene no es una buena fórmula.
Ramón Cerdá