La piel es la víctima preferida de las agresiones externas tales como el frío y el sol. Cuando no hidratamos ni cuidamos nuestro cutis, sufrimos las consecuencias: resequedad, aparición de granitos, enrojecimiento, entre otras. Evitar todo esto no requiere más que constancia y el uso frecuente de cremas hidratantes.
Cuando aplicamos estas cremas a diario, evitamos la deshidratación que puede sufrir nuestra piel. Además, hay que tener en cuenta que factores como el tabaco, beber excesivamente y la mala alimentación pueden influir en la sequedad de la epidermis.
Te recomiendo cuidar tu piel, desmaquillarte todas las noches, aplicarte tónicos hidratantes antes de dormir y cremas después de bañarte, utilizar protectores al exponerte al sol, beber mucho líquido, mantener la piel limpia (pero sin excedernos, ya que la limpieza exagerada reseca la piel aún más). También puedes utilizar jabones exfoliantes y mascarillas para hidratar la piel.
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