Revista Historia

La importancia de los cereales en la antigüedad

Por Gladiatrix @gladiatrix60
La importancia de los cereales en la antigüedad

La vida del hombre  del mediterráneo ha girado en torno a la agricultura.

La importancia de los cereales en la antigüedad 

Los textos clásicos sobre la agricultura están mayoritariamente dedicados al cultivo de la vid y del olivo, se menciona poco sobre el cultivo de los cereales.Desde muy antiguo el  cultivo del cereal va  unido a tierras de secano. El secano va unido al barbecho, esto es, dejar la parcela sin cultivar para su recuperación ayudándola, incluso, con el pastoreo del ganado o prendiendo fuego a los rastrojos a fines del verano para añadir con las cenizas un abono natural, prácticas  que aún  se utilizan en la actualidad.
La importancia de los cereales en la antigüedad

Hay diferentes tipos de suelo (facilis culturae) de fácil cultivo como cita Plinio, una tierra bastante suelta que con un asno es fácil de labrar.

Suelos arenosos (sabulosae) eran de mala calidad y había que mejorarlos.

Suelos arcillosos (cretosi ac nimium densi) donde el cultivo de cereales era difícil y había que mezclar con otros  tipos de tierras. Una práctica que Plinio consideraba absurda por su arduo trabajo.

Para sembrar primero siempre hay que prepara la tierra. El agricultor ara la tierra para airearla  y eliminar las malas hierbas, abonarlas con estiércol si son tierras  pobres, luego se procedía a la siembra.En la antigüedad se sembraba a voleo, con la mano, se lanzaba al aire una buena cantidad de grano. Esta técnica descrita por Plinio se ha utilizado hasta hace bien poco en los campos de Extremadura. Una vez distribuido el grano se tapaba con tierra utilizando un arado. Los arados utilizados eran  el arado (aratrum), el azadón (ligo) o la azada (sarculum).
Gracias a los hallazgos arqueológicos, se han podido identificar las azadas y azadones que se utilizaron en la cava de las hierbas.

El momento de la siembra también ha estado debatido por los estudiosos si bien Columela aconseja sembrar antes  de  las primeras lluvias de   otoño para aprovechar la  humedad y, de paso, enterrar el grano. Varrón, propone la siembra, aprovechando  las primeras lluvias del otoño y sembrar después para encontrar el suelo húmedo.

La siembra en primavera no era lo más común aunque en algunos lugares si lo hacían en esa época.

La recolección se iniciaba cuando las mieses estaban maduras. Si la siembra se hacía en otoño, esta  se producía, a inicios del verano.

Se segaban las mieses con las hoces (falces) o con guadañas (falces foenariae)
Las hoces romanas presentan un mango afilado para clavar. Las guadañas, se usaron menos para la siega que para cosechar la hierba y el heno. La guadaña, era una cuchilla falcada puesta en un astil largo.

Una vez segado  la recolecta se trasportaba en carretas (plaustra), a la era para poder trillar el grano.

En lugares de clima cálido la trilla se realizaba en la era lugar abierto, pero si se realizaba en lugares de clima inseguro, lo hacían en  lugares cerrados.

Columela nos cuenta de que primero se  rozaba  el terreno, después se  cavaba y regaba con alpechín (liquido residual contaminante) mezclado con paja para que actuara como repelente de hormigas y ratones.  Después se compactaba el suelo con pisones o utilizando una piedra de molino (mola suspensa).

Una vez preparada los haces se extendían para proceder a su trilla. Había tres maneras de trillar:

Con trillos, el más utilizado

El paso de caballos sobre la parva (cereal  segado y extendido)

Golpear la parva con estacas.

Gracias a Varrón podemos saber cómo era el trillo. Nos habla con buen detalle de tres formas de trillos:

Tribulum, plataforma de madera con una argolla de hierro para atar la yunta que, en su parte inferior, lleva incrustados pequeños fragmentos de sílex o hierro que van arrancando y separando el grano de las espigas.

Plostellum poenicum, este trillo tiene su origen en el norte de África

Plostellum, carro de pequeña altura y dimensiones montado sobre varios ejes de hierro provistos de cuchillas que cortan las mieses al ir dando vueltas sobre la parva tirado por una yunta.

Una vez trilladas las mieses se  separaba  el grano de la paja, aventar la parva, después se almacenaba el cereal recolectado, evitando el aire y la humedad.

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