Revista Belleza

La importancia de querer cada día a mamá #felizdíadelamadre

Por Majeurra @ellalolleva

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Hoy es uno de esos días en los que me encantaría ser avestruz, y poder meter la cabeza debajo de la tierra para no tener que ver el barrio lleno de ramos de flores que llevan los hijos de mis vecinas, para no ver los anuncios de la tele del día de la madre (que ya llevan semanas achicharrándome) o las felicitaciones en los muros de mis amigos de Facebook… y es que hoy es mi primer día de la madre sin mamá… el último de los días gordos que me quedaba por pasar por primera vez después de Navidad, mi cumple y el suyo propio sin ella… Y es que hace tan solo un año, mi mami estaba tan feliz recibiendo las flores que le regalaba cada año en este día, esas que hoy no tengo fuerzas para llevarle al pueblo donde está esperándonos…

Por eso hoy quiero hablaros de la importancia de querer cada día a mamá, porque nunca sabéis si será el último día de la madre que paséis con la vuestra, y de verdad que aunque os enfadéis mil veces con vuestra mami, la llaméis pesada cincuentamil veces más y penséis que es la más pelma del mundo, no sabéis lo duro que es estar sin ella cada día, mirar el móvil al que me llamaba 4 veces cada día y mirarlo más, y más, y ver que ya no suena… Llegar a casa de madrugada y que ya nadie te espere en el salón o estar tosiendo toda la noche y ya no llega mamá a ponerte una cebolla al lado para que no tosas… o tener preguntas que ya no tienen la respuesta de mamá, como el “qué me pongo, qué me tomo para el dolor, dónde está este sitio, cómo se hace esto, cómo se cocina lo otro” Todas esas cosas que antes te parecían normales (o a veces una pesadez) ahora las extraño cada día y daría lo que fuera para que mamá volviera a estar aquí. Y sobre todo, el no poder decir nunca, nunca más, MAMÁ. Y es que dicen que madre sólo hay una, y te das cuenta de ello cuando ya no puedes llamar a nadie con esta palabra, que es única. Porque sólo se la puedes decir a ella.

Lo más importante que te queda cuando mami ya no está, es la tranquilidad de haberla querido cada día, quizá no le decía “te quiero” a cada momento pero se lo demostraba en cada instante, y me reconforta pensar en su alegría cuando le contaba mis cosas buenas, lo importante que se sentía cuando le preguntaba cualquier cosa y me la resolvía o lo que se desvivía por ayudarnos en lo que fuera a mí y mis hermanos… La ilusión que le hacía cuando me veía en la tele o en alguna revista… o lo que presumía de mi blog y sobre todo cuando salía en él…!! Lo contenta que se puso cuando le regalé su Kindle, que nunca lo soltaba, o cada vez que le mandaba flores a casa de parte de los 3 hermanos y se lo contaba a todos sus alumnos (y al vecindario!) La quise cuando tuve que decirle, tragándome las lágrimas, que tenía un cáncer fulminante, y cuando pasé sin moverme de su lado esos 26 interminables días en esa silla del hospital, en los que incluso nos reíamos juntas hasta el último día y estábamos felices preparando el vestido para la boda de su ojito derecho o cantando por Skype con sus nietos que le daban la vida… La quise en el último paseo que dio en el hospital, y lo hizo de mi mano, antes de no poder levantarse de la cama nunca más, en la primera noche que comenzó a vomitar sangre y nos miramos con muchísimo miedo sabiendo que algo malo nos iba a pasar a las 2, pero yo estaba con ella en ese momento… en nuestro primer y único viaje de la mano las dos solas en la ambulancia, en aquel intento de salvarla con un tratamiento en otro hospital, en cada noche que rezábamos juntas, en esas noches infinitas que los hijos les damos a los padres cuando somos pequeños y, de repente, te toca a ti ser la mami que cuida a quien te regaló la vida…

Eso es querer a mamá, en todo lo bueno, en lo que la hace feliz, y en todo lo malo, en los momentos más tristes de tu vida… Esto es lo que te da la fuerza para seguir adelante con la certeza de que no te quedó nada que decirle ni nada más que hacer con ella y por ella. Por eso hoy quiero animaros a todos los que tenéis la suerte de tener mamá, a que las deis todo el cariño, sorpresas, sonrisas y recuerdos posibles a su lado… Pero no sólo hoy, sino todos los días, porque cuando pase el tiempo es con lo que os vais a quedar. Aunque también os digo que mamá siempre está ahí, sí, mis amigas me llaman loca cuando les cuento que cuando me atasco en el Candy Crush le pido ayuda a mamá y, de repente, me paso la pantalla. Sí, que sé que estás ahí, que me sigues leyendo desde arriba y que estás feliz de ser hoy la prota de mi blog!!! :)

Lo único bueno que tiene haber perdido a mamá es que ya no existen las cosas malas en tu vida, porque ya has vivido lo peor, así que ya no lloras por los chicos, ni por el trabajo, ni te preocupas cuando te duele algo o se te rompe el móvil o pierdes el Ipad, no hay nada peor que estar sin mami, así que todo lo que antes te parecía un horror se convierte en tonterías. Eso y también haber perdido el miedo a la vida, cuando no está mami ya no tienes miedo a que te pase algo malo, a que te atraquen o te rapten o esos miedos que teníamos de pequeños, ni a las enfermedades, a nada, porque sabes que lo peor que te puede pasar en la vida es volver a encontrarte con ella.


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