Tener la capacidad de escuchar a los demás es fundamental para cualquier persona. Según los estudios de Seibert los directivos, por término medio, dedican cerca del 9% de su jornada laboral a leer, un 16% a escribir, un 30% a hablar y un 45% a escuchar.
El problema es que como la escucha no parece requerir demasiado esfuerzo, muchas veces la descuidamos. De hecho, según afirman diferentes estudios, la mayoría de las personas comprenden únicamente el 25% de un mensaje verbal típico. Vamos, que muchos no tienen claro que la audición sólo es el componente físico de la escucha.
Pero si queremos ser realmente eficaces en nuestra comunicación con los demás hay que ir más allá y desarrollar hábitos de escucha empática, basada en la confianza y la apertura. La escucha empática se fundamente en el lema de Stephen Covey: “procura comprender primero y luego ser comprendido”. La afirmación de Covey supone un cambio de paradigma muy profundo.
Lo más habitual es que primero tratemos de ser comprendidos. La mayoría de las personas no escuchan con la intención de comprender, sino con la intención de contestar. Están hablando o preparándose para hablar y filtran todo a través de sus propios paradigmas. La consecuencia es evidente: en muchas ocasiones nuestras conversaciones se convierten en monólogos colectivos.
Cuando una persona habla, la escuchamos generalmente en uno de estos cuatro niveles:
Ignorándola (no la escuchamos en absoluto).
Fingiendo (no la escuchamos en absoluto, pero intentamos disimular…).
Escuchando de forma selectiva (sólo algunas partes de la conversación).
Ofreciendo una escucha atenta.
Pero pocas personas logran desarrollar lo que sería el quinto nivel: la escucha empática, que como hemos comentado se basa en entender primero el punto de vista del otro, para después ser entendido. Las personas que practican este tipo de escucha no interrumpen a los demás, empatizan con sus sentimientos y preocupaciones, intentan que el tema, el tono y el formato de la comunicación sean comprensibles, y por supuesto, se comunican con claridad.
Resumiendo, desarrollar la escucha empática implica:
Permitir a los demás finalizar sus argumentaciones sin interrupciones, y sin presuponer que uno ya sabe lo que van a decir.
No interrumpir con preguntas que se salen del tema que se está tratando.
Utilizar el lenguaje corporal para transmitir que se comprenden las argumentaciones.
Mantener un contacto visual cómodo (tampoco hace falta mirar fijamente, que incomoda…).
Centrar la atención en lo que los demás dicen, y no en lo que uno va a decir a continuación.
Evitar los juicios mientras los demás hablan.
Empatizar con los demás, tratando de ir más allá de las palabras, comprendiendo sus sentimientos, su situación, su contexto…
Extraido de la WEB
Nota de la Editora: Los Consultores Psicologicos, precisamente tenemos esta importante tarea de saber escuchar, en la equivocaciones, repeticiones y silencios muchas veces encontramos un indicio por donde caminar en la entrevista (escucha empatica) En la vida diaria este articulo puede servir de ayuda, nosotros no SOMOS sin el OTRO por lo tanto practiquemos el arte de la escucha, y nos asombraremos lo que nos pasamos por alto normalmente.