Revista Opinión

La importancia de sentirte representado

Publicado el 29 diciembre 2018 por Skuhmm
Desde pequeño me gustaban los cómics. Empecé, como tanta gente, con los tebeos de Zipi y Zape o Mortadelo y Filemón. Aquellas historias eran en general bastante infantiles y evitaban cualquier tema adulto como la sexualidad... pero de vez en cuando resquicios del mundo real se colaba por aquellas páginas. Recuerdo claramente un personaje secundario que aparecía en Mortadelo y Filemón, un tipo musculoso. Su giro de guión era que tenía muchísima pluma. Los dos agentes se carcajeaban de él, haciendo claramente de avatares de los lectores. Recuerdo que se llamaba "Margarito", por si el chiste no era lo bastante obvio (y Google me informa de que su arllido era "Mariposillo"). Algunos ya estarán empezando a indignarse al leerme, y dirán "¡es que eran otros tiempos!". Sí, lo eran, pero también eran los tiempos en los que yo tenía nueve o diez años, y esta una de las mil maneras en que el mundo me empezaba a decir que si yo resultaba ser mariquita, lo que me esperaba era un destino chungo; quizá en el mejor de los casos ser el blanco de las risas, como Margarito.
Un poco más  tarde llegaron los mangas, con Dragon Ball a la cabeza. Aquí ya era adolescente.
La entrada de hoy va a ser más personal que de costumbre, y me gustaría empezar con una reflexión. A veces, las películas, los libros, los cómics, las series o los blogs como este, que tratan (entre otras cosas) sobre temas LGBT acaban siendo consumidos por un público muy específico. Gente que  pertenece a una minoría sexual, o quizás por su trabajo entra en contacto con gente de todo tipo. He colaborado varios años en un festival de cine LGBT, el Lesgaicinemad, y cada año he podido ver este fenómeno en vivo y en directo: en cada proyección, el público era mayoritariamente LGBT, y más en concreto tendía a corresponderse con el tema de la película. Es decir, que si por ejemplo se proyectaba una peli de lesbianas, el público se componía principalmente de chicas. Es algo comprensible, desde luego, y tiene relación con el tema de la entrada de hoy: la gente desea, necesita verse reflejada en las historas que consume. Pero por otro lado, también es un tanto triste: al final estos productos, en su mayoría, acaban en el círculo cerrado del gueto. Y si algo necesita el mundo es que la gente que no forma parte de estas minorías entre en contacto y empatice con esas historias que siente como ajenas, porque como decía aquel proverbio, nada humano nos es ajeno. Igual que las personas LGBT hemos pasado nuestra vida emocionándonos con canciones que no iban dirigidas a nosotros, ayudando a Mario a rescatar a la princesa Peach, o deseando que Mulder y Scully se besaran por fin, ningún heterosexual debería ver las películas de temática LGBT como algo lejano y que "no es para él",porque en defintiva casi todos nos hemos enamorado, nos han roto el corazón y  nos hemos sentido solos alguna vez.
Por eso, lo que desearía con entradas como esta, y con todo el blog en general, es que precisamente esa gente que nunca me leería, hiciera un esfuerzo por cerrar los ojos, saltase todas las vallas emocionales que le franquean y se pusiera en la piel de esos protagonistas que no comparten su sexo ni su orientación. Y viviesen sus historias no desde la "tolerancia", ni de la "comprensión", que son palabras bienintencionadas pero cargadas de distanciamiento emocional, sino desde la pura empatía.
Y es que, cuando consumimos historias, todos podemos ponernos en la piel de los personajes a poco que el autor los dote de un poco de humanidad. Pero eso no quita para que también necesitemos vernos reflejados en los personajes de la historia, ni la importancia de que estos personajes no sigan siempre un único patrón, sino que reflejen toda la enorme variedad que personas que existen en el mundo. Sí, estoy hablando de esa palabra que a muchos les provoca un ataque de alergia: la diversidad. He empezado el artículo explicando que todos en realidad somos capaces de ponernos en el lugar de cualquier personaje, aunque no compartamos su orientación sexual o su sexo, pero eso nunca tendría que ser excusa por la cual los personajes siempre fueran de un mismo tipo, como si en el mundo existiera una tipología de persona que fuese el "molde original" por defecto y los demás fuésemos variantes más o menos raras. En muchísimos contextos esto significa un hombre heterosexual a menudo de raza blanca, y así ocurren cosas como que en música se hable de "bandas femeninas", como si los grupos fuesen algo por defecto masculino, o de películas con "demasiados personajes femeninos" (ejemplo de video de youtube de STAR WARS), como si en las historias los hombres fuesen la "gente normal" y las mujeres fuesen detalles anecdóticos infrecuentes... Esta mentalidad no sale de la nada, y el otro día alguien me daba el ejemplo primigenio básico: la historia bíblica de cómo la mujer nació de una costilla de Adán. Si esto no es el androcentrismo condensado en una parábola, que baje Dios y lo vea. 

ARTÍCULO PENDIENTE DE SER TERMINADO!

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