Revista Psicología

La importancia del egoísmo en la búsqueda del amor. Por Pablo.

Por Saval

A Pablo no le conozco de nada. Publicó un comentario hablando sobre el egoísmo en el amor y me ganó. Puede que el texto no sea el mejor pero la idea me parece insuperable. Una idea en la que siempre he creído pero no había sabido ponerle palabras. Pablo lo ha hecho por mi así que aquí os dejo el invitado de hoy.

Suena raro. Suena antinatural que hablando de amor, de relaciones, el Yo cobre tanta relevancia.
Siempre nos han hablado del compartir, del ceder, del hoy por ti y mañana por mí, de la adaptación como base del éxito en la pareja. Pero, para mí, sólo bajo una actitud egoísta encontrarás el amor de tu vida.
Evidentemente, el azar juega y hay gente con mucha mas facilidad para encontrar el amor, ya sea por sus propios méritos (que la harán mas amable) o por sus propias exigencias (que la harán mas amadora). Pero vamos a obviarlos en esta exposición.

Siendo egoísta pretendo evitar los rehenes. Llamo rehenes a “aquello que me debes ya que yo he hecho aquello otro”. Las negociaciones generan tensiones y las tensiones rompen las cuerdas.
Si lo que mas te apetece un domingo por la tarde es hacer una sobremesa de pijama, manta, sofá y peli chunga americana, no es muy recomendable que hagas montañismo, algo que vuelve loco a tu pareja, simplemente con la intención de que, una semana después, él o ella te devuelva el gesto tragándose un film titulado algo así como “pecado fraternal” que echan en Antena 3.

También aplico el término rehén a uno de los hechos que menos soporto en una relación. Cuando guardas un comentario sobre una discusión en la que habías tenido razón con el fin de soltarlo en medio de una que no la tengas. Es otro tema, pero conceptualmente es lo mismo; “No me mates, que yo no te maté aquel día que…”.

Por favor, no leáis al pie de la letra. Este es un ejemplo trivial y superfluo. Hablo más de principios, de convicciones, de gustos generales, que de aficiones concretas.
Y hablo de ser egoísta, no dictador, claro que hay que adaptarse en asuntos cotidianos.
Pero cada cual tiene los suyos y a la hora de buscar pareja o “juzgarla”, has de tener muy claro a qué aspectos no piensas renunciar jamás. Y cuando veas que tu compañero no cumple esos requisitos, debes ser lo suficientemente valiente como para afrontarlo. Intentar cambiar a una persona adulta dudo que funcione alguna vez, siempre que estemos hablando de características relevantes.

Es decir, el secreto del amor verdadero es escoger lo que más te apetezca o quieras y encontrar a alguien que, siendo igual de egoísta, quiera o busque lo mismo que tú. La intersección completa (o al menos suficientemente relevante) de dos conjuntos.

Muchos, en este punto, criticarán mi punto de vista. Por favor, yo no juzgo vuestro conformismo, no juzguéis mi exigencia. ¿Que posiblemente nunca vaya a tener una pareja “definitiva”? Por suerte, eso dejó de asustarme hace tiempo.

Otro aspecto a comentar para que comprendáis la importancia del egoísmo en el amor, es el regalo del día de Reyes. Pocos amores (o ninguno) debe haber en esta vida mayores que el amor que un padre o madre siente por sus hijos. Cuando unos padres hacen un regalo a su hijo, saben o no esperan que haya contraprestación por parte del vástago. Pero les da igual, porque lo hacen por egoísmo. Están casi más impacientes que él, les cuesta aguantar hasta el día, mantener el secreto, están ansiosos.

Esto es, cuando te des cuenta de que haces algo por alguien más por el placer que te produce a ti verle feliz que por su felicidad en sí, eso será amor verdadero.

La diferencia es muy sutil, pero meditadlo, porque la hay. Todos estaréis pensando; “Pero si yo lo hago por su felicidad”. Y ahora intentad acordaros de lo que sentís vosotros, esa sensación (propia) casi indescriptible de ver radiante a la persona que mas quieres. Si es placentera, es egoísmo y es Amor.

 


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