El embalaje de un producto juega un papel importantísimo tanto para fines de transporte como de presentación al cliente y por tanto cada producto requiere un tipo de embalaje distinto de acuerdo a sus propias características físicas, fragilidad y vida útil.
Se dice que el embalaje es una especie de “vendedor silencioso” pues proyecta una imagen que tu cliente percibirá del mismo en el estante. De ahí que seleccionar el tipo de embalaje adecuado para tu producto es fundamental para que este se conserve en excelentes condiciones pues el no hacerlo puede traducirse en daños y pérdidas que pueden afectar seriamente tu negocio.
En el mercado existe diversidad de materiales de embalaje entre los cuales tendrás que elegir el que más se adecue a tus necesidades de transporte y precio. Según Rajapack, empresa especializada en el ramo, algunos de los sistemas con más demanda son:
Embalajes de metal: su característica principal es la altar resistencia, lo cual les permite soportar una manipulación brusca y alta estibación. Ideal para algunos alimentos especialmente porque contribuye a la conservación.
Embalajes de papel: su principal característica es que es reciclable así como su flexibilidad que permite una fácil manipulación.
Embalajes de cartón: por sus características propias, es uno de los materiales más utilizados en la industria. Su resistencia y precio son seguramente las más atrayentes pero también el hecho de que se pueden fabricar en variedad de tamaños y formas y que las cajas de cartón son muy fáciles de almacenar cuando están vacías.
Embalajes de madera: un excelente material, muy robusto que también puede ser fácilmente reutilizable, sin embargo, por su naturaleza no en algunos países puede haber restricciones de uso de este material.
Embalajes Plásticos: usualmente muy fáciles de transportar y limpiar pero se debe tomar en consideración que el polietileno requiere un proceso especial para reutilización. Soportan muy bien los golpes y la manipulación.
Finalmente, se dice que un buen sistema de embalaje para que sea eficiente debe cumplir con 3 características fundamentales que no debemos pasar por alto:
- Ser de fácil operación
- Brindar la debida protección a la carga
- Debe ser amigable con el medio ambiente