Cuando finalizamos los estudios secundarios comenzamos a pensar en que es lo que queremos hacer con nuestras vidas: ¿estudiamos? ¿trabajamos? ¿viajamos? Muchos jóvenes encuentran en este cuestionamiento la primer gran decisión en su vida, lo que genera un monto de ansiedad que bien puede conllevar angustia o por otro lado una gran motivación.
Aunque es un replanteamiento tan general en los jóvenes, hay que individualizar cada caso en particular, ya que atrás de todo individuo concreto hay una familia, un contexto específico de existencia, una sociedad.
¿Por qué es importante estudiar?
Esta interrogante puede ser contestada de varias maneras. El estudio es un arma muy valiosa en la vida de un apersona. Gracias al estudio podemos incorporar constantemente nuevos conocimientos que nos permiten desarrollar nuestro pensamientos, aptitudes y habilidades.
Para cada persona, el estudio tiene diferente significado e importancia en su vida. Algunos piensan que estudiamos para tener éxito en la vida, otros piensan que es necesario estudiar porque si no estudiamos no obtendremos buenas calificaciones y no tendremos un futuro brillante, otros estudian para satisfacer las necesidades de sus padres y dejan de lado la verdadera importancia de la adquisición de conocimientos.
“Estudio para ser alguien en la vida”, probablemente esta sea una frase que escuchamos frecuentemente ante la pregunta por qué estudiar, pero esta frase está lejos de ser una contestación verdadera, de hecho, es una respuesta totalmente errónea. Posiblemente las personas que contestan que estudian para ser “alguien”en la vida no reflexionan acerca del significado que esconde esa frase; quizás se encuentran bajo presión social o presentan algún tipo de problema de autoestima que les impide identificarse como “alguien”.
Somos “alguien” desde el momento en que nacemos, a partir del momento en que ocurre nuestra primera inhalación, nuestro primer llanto. nuestra llegada a este mundo lleno de sorpresas. A partir de ese momento comenzamos a perfeccionar nuestras habilidades. Primero lo hacemos de acuerdo a los estímulos brindados por el entorno, aprendiendo y perfeccionando habilidades como el habla o el caminar; más adelante se irán perfeccionando otras habilidades, entre ellas: habilidades emocionales, motricidad y coordinación, desarrollo de la percepción y, más adelante el pensamiento lógico. Entonces…podemos decir que desde que nacemos nos encontramos en una constante práctica de estudio, aprendiendo día a día algo nuevo y desarrollando nuevas habilidades.
La verdad es que estudiamos para obtener herramientas que nos ayuden a sobrevivir mejor que nuestros semejantes. Estudiamos una carrera universitaria porque en esta sociedad se cree que la inteligencia se encuentra plasmada en un título universitario y,quien lo posee será mejor que el otro. Un grave error.
¿Cómo podría ser que en un papel se vea plasmada la inteligencia del sujeto? Primero que nada debemos aclarar que existen diferentes tipos de inteligencia. Luego de la revolución industrial se creía que una persona era inteligente si se desarrollaba bien en el área de las matemáticas o lengua, pero gracias al cambio de paradigma, ahora sabemos que eso no es así.
Con la teoría de las inteligencias múltiples propuesta por Howard Gardner, se logró demostrar que la inteligencia puede dividirse en 8 subtipos, a saber: lógico-matemática, corporal-cinestésica, lingüística, espacial, musical, naturalista, interpersonal e intrapersonal. Dichas inteligencias pueden desarrollarse en cualquier momento de la vida y una persona puede destacarse en un tipo de inteligencia específico o en varios.
Sabiendo todo esto podemos responder a la pregunta inicial, ¿por qué es importante estudiar? Es importante estudiar porque, solo estudiando y aprendiendo conocimientos nuevos podemos desarrollar nuestra mente; comprender nuestros orígenes: quiénes somos, cómo llegamos aquí, cómo fuimos creados, cómo se creó el universo; comprender nuestra cultura: la historia de tiempos pasados, las revoluciones y las luchas de poder que hacen a la sociedad. Sobre todo, podemos encontrarle el sentido a nuestra identidad, ampliar nuestros pensamientos y no quedarnos solamente en lo básico que nos quisieron inculcar.
¿Cómo estudiar?
La base del estudio es el interés. Cuando nos interesamos en algo se nos hace más fácil comprenderlo; esto ocurre porque el cerebro reconoce esa información como algo agradable y placentero. En cambio cuando estudiamos de manera forzada, algo que no es de nuestro interés pero debemos aprenderlo de todas formas, el cerebro trabaja de manera opuesta proporcionándonos displacer, esta es la causa de que algunos temas de estudio nos resulten más difíciles y tediosos que otros.
Estudiar puede ser algo teórico como leer o escuchar diferentes teorías, pero también puede ser mediante la práctica y experiencia. Experimentar lo aprendido sin dudas sera la mejor manera de adquirir el conocimiento. Se ha demostrado que el estudio basado en la experiencia tiende a conducir a una mejor aplicación del conocimiento (sabiduría).
Estudiar es la forma en que convertimos los datos y la información en conocimiento. La mayoría de los estudiantes estudian para la memorización. Esa es una ganancia a corto plazo en el mejor de los casos. Si estudiamos para entender, entonces incorporaremos el conocimiento de por vida.
La manera correcta para estudiar es comprender en lugar de abarrotar. Los conocimientos comprendidos son los que perduran en nuestra mente y los que posteriormente podrán ser aplicados y explicados. Se puede recordar mucho al comprender y durante mucho tiempo, sin embargo, si nos surtimos de conocimientos que no comprendemos del todo, estos se guardaran en la memoria a corto plazo y luego desaparecerán. Si poseemos conocimiento, entonces podremos responder a todo.
La decisión de seguir una carrera
Dentro de cada joven que ha optado por estudiar hay una serie de movimientos que hacen que se decida por tal o cual carrera. Muchos experimentan lo que es la presión familiar de tener que hacer una carrera universitaria para “poder tener éxito en la vida”, a lo que me pregunto ¿solo una carrera universitaria nos hace tener éxito en la vida? a lo que me respondo con un rotundo “no”.
Presiones sociales como este tipo crean en muchos jóvenes la ilusión de un futuro feliz, de reconocimiento al cual hay que llegar con esfuerzo y dedicación. “Mi hijo el doctor”, frase del célebre dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez que aún cobra valor en muchas familias.
Pero no hay que provenir de una familia exigente para experimentar este tipo de cuestiones ya que como toda representación social se cuela, por así decirlo, en el entramado inconsciente de representaciones y las hacemos parte de nosotros mismos, sin cuestionarnos realmente de donde vienen y porqué las pensamos. Y con esto no quiero dar un juicio de valor puesto que sino todos los estudiantes estaríamos en lo incorrecto, ya que todos elegimos de acuerdo a una historia, a un contexto que nos hace ser y elegir, hacer y deshacer.
Por ello es saludable pensar en el porqué de la elección, y pensar que todo porqué es válido siempre que encontremos en ello un disfrute. La presión por encontrar una vocación en la vida genera un monto importante de ansiedad. Se pueden probar diferentes áreas, diferentes carreras hasta encontrarse en el cual nos sentimos a gusto y vemos nuestra verdadera vocación en ello. Se pueden hacer pausas dentro de una carrera si nos sentimos abrumados, confundidos… esta pausa justamente será la clave para aclarar nuestros pensamientos y darnos cuenta si realmente estamos donde queremos, o si esta carrera cumple con las expectativas previas.
Pero la vocación se construye, se forma y deforma constantemente a lo largo de una carrera, en el menor de los casos ya está dada de antemano.
Muchos empiezan una carrera sin saber muy bien de que se trata y encuentran en ella su vocación; otros creen saber que es lo que van a estudiar y se encuentran con algo totalmente diferente para lo que estaban preparados; otros que eligen una carrera por que por ejemplo son afines a las letras y se dan cuenta que por cuestiones que la propia carrera toca las letras no son lo suyo y presentan otro tipo de inteligencia; otros –ni más ni menos afortunados– comienzan sus estudios ya sabiendo que es lo que quieren hacer y encuentran en esa carrera las herramientas necesarias para llevar a cabo eso que quieren para sus vidas.
Para finalizar remarcaremos que el hecho de pensar el estudio terciario como una carrera muchas veces conlleva a vivirla como justamente eso, una carrera, en la que si me tomo una pausa podría perderla. Es una buena opción pensarla como camino por el cual transcurrimos, pero a la vez nos paramos, tomamos nuestro tiempo, vemos para los costados, disfrutamos el saber y sentimos el placer por conocer.