MATERIA VIVA Y MATERIA MUERTA: SU INFLUENCIA EN NUESTROS CUERPOS.
Es imposible que alguien mantenga un nivel superior de energía en su interior si consume materia muerta. Si por un lado buscamos alcanzar un nivel superior de energía y por otro consumimos alimentos que nos merman esa energía, no vamos a ninguna parte. Debemos someter a consideración todas las energías que de forma rutinaria permitimos que entren en nuestros campos de energía, en especial los alimentos, y descartarlas todas salvo las mejores, si es que queremos que nuestros campos energéticos sigan siendo fuertes. Esto le resulta muy díficil a la mayoría de la gente, pues todos tenemos adicción a los alimentos que ingerimos habitualmente, a pesar de que la mayoría son perniciosos. Sé que gran parte de la información sobre alimentación que corre por ahí es contradictoria, pero la verdad se halla en toda esa información. La búsqueda debemos hacerla nosotros mismos desde la perspectiva más global posible. Somos seres espirituales que vienen a este mundo para elevar su energía. Pero gran parte de lo que encontramos aquí está pensado exclusivamente para servir al placer sensual y la distracción, cosas que merman nuestra energía y nos empujan a la desintegración física. Si de verdad creemos que somos seres espirituales, debemos evitar tales tentaciones. Los seres humanos a simple vista parece que seamos materia, hecha de carne y sangre, ¡pero somos átomos! ¡Energía pura! Es un hecho demostrado por la ciencia. Cuando profundizamos en la observación de los átomos, lo primero que vemos son partículas, y luego en los niveles más profundos, esas mismas partículas desaparecen convirtiéndose en modelos de energía pura que vibra. Y si consideramos desde esta perspectiva nuestras costumbres alimentarias, comprobamos que todo aquello que introducimos en nuestros cuerpos en calidad de alimento afecta a nuestro estado vibracional. Hay alimentos que incrementan nuestra energía y nuestra vibración y otros, las disminuyen. La verdad es así de simple. Toda enfermedad es el resultado de una disminución de la energía vibracional, y cuando ésta llega a cierto nivel, existen fuerzas naturales en el mundo destinadas a desincorporeizar nuestros cuerpos. Cuando muere un ser vivo, las células del cuerpo pierden en el acto su vibración y se vuelven químicamente muy ácidas. Este estado ácido es la señal para que los microbios del mundo (virus, bacterias, hongos) de que ha llegado el momento de descomponer el tejido muerto en cuestión. Tal es su cometido en el universo físico: devolver un cuerpo a la tierra. Como dije antes, cuando nuestros cuerpos pierden energía debido a los alimentos que comemos, nos volvemos susceptibles de contraer enfermedades. Sucede de la siguiente forma. Cuando ingerimos comida, ésta se metaboliza y deja en nuestro cuerpo unos restos. Estos desechos pueden ser de naturaleza ácida o alcalina, según el alimento. Si son alcalinos, el cuerpo los elimina rápidamente con poca energía. Pero si esas materias de desecho son ácidas, son muy difíciles de eliminar y quedan almacenadas en estado sólido en órganos y tejidos, bajo formas cristalinas de baja vibración que crean obstáculos o rupturas bruscas en los niveles vibratorios de nuestras células. Cuanto más desechos ácidos se almacenan, más ácidos se vuelven los tejidos. ¿Y adivina qué pasa entonces? Que aparece algún microbio, de un tipo u otro, que percibe todo ese ácido y actúa descomponiéndolos. Es decir, cuando muere un organismo, su cuerpo experimenta una inmediata transformación a un estado altamente ácido y los microbios lo consumen con rapidez; si cuando estamos vivos nos asemejamos a ese estado ácido, que es el propio de los organismos muertos, entonces nos vemos obligados a sufrir el ataque de los microbios. Todas las enfermedades humanas son resultado de algún ataque de este género. Por lo tanto, lo que comemos nos predispone directamente a la enfermedad. Los malos alimentos pueden hacer descender nuestro nivel vibracional hasta un punto en que las fuerzas de la naturaleza inicien el proceso de retorno de nuestros cuerpos a la tierra. Todas las enfermedades se generan de un modo u otro por la acción microbiana, los mismos investigadores occidentales están llegando a esta conclusión. Se ha descubierto una serie de microbios asociados a las lesiones arteriales de las dolencias cardíacas, así como a la producción de tumores cancerosos. Pero los microbios sólo cumplen su función. La verdadera causa de la enfermedad son las dietas causantes de un entorno ácido. Los seres humanos podemos encontrarnos en un estado de energía alto y alcalino o bien en un estado ácido que informa a los microbios que viven en nuestro interior como a los que proceden del exterior que estamos preparados para la descomposición. La enfermedad no es más que la corrupción de una parte de nuestro cuerpo debido a que los microbios que nos rodean han recibido la señal de que ya estamos muertos. Los alimentos que comemos determinan casi por completo en cuál de estas dos condiciones nos encontramos. En general, los alimentos que dejan residuos ácidos en nuestro cuerpo son los pesados, los muy elaborados o refinados y los dulces (azúcar): carnes, pescados, harinas, bollería, alcohol, café, tabaco...Los alimentos alcalinos son más verdes, frescos y vivos, como las hortalizas frescas y sus zumos, las verduras, frutas, frutos como el aguacate, etc. Más sencillo no puede ser. Somos seres espirituales que viven en un mundo energético y espiritual. Los occidentales han sido educados pensando que las carnes cocinadas y los alimentos elaborados son buenos, pero ahora sabemos que crean un entorno de desincorporeización lenta que con el tiempo se cobra su factura en vidas humanas. Todas las enfermedades que infestan la humanidad (arterioesclerosis, infarto, artritis, sida....y sobre todo los diferentes tipos de cáncer) son consecuencia de la contaminación existente en nuestros cuerpos, lo que supone una señal para los microbios que se encuentran en nuestro interior de que estamos preparados para sucumbir, perder la energía y morir. Siempre nos hemos preguntado por qué hay personas que estando expuestas a los mismos microbios que otras no contraen una enfermedad. La diferencia estriba en el entorno o "medio ambiente" intracorporal. Sin embargo, aún en el caso de que tengamos demasiada acidez en nuestros cuerpos y hayamos empezado incluso a descomponernos, la situación es reversible si mejoramos nuestra alimentación y la orientamos hacia un estado de energía más elevado y alcalino. Los seres humanos deberían vivir más de ciento cincuenta años pero nuestra forma de comer inicia una lenta destrucción desde el comienzo; vemos por todas partes personas que están desincorporeizándose ante nuestros propios ojos, pero no tendría que ser así. (Extracto de "La Undécima Revelación" de James Redfield).
Pues bien, el nivel de PH es el que mide la acidez o alcalinidad existente, siendo un ph por debajo de 7 acidez, un ph superior a 7 alcalinidad y un ph de 7 neutro. Y nuestro organismo para que funcione correctamente debe tener un ph de 7,35 a 7,45 en sangre y tejidos corporales, es decir tirando a alcalino. Cuando el cuerpo no da mantenido esta homeostasis y se rompe este rango de ph, es ahí donde se crea el terreno propio para anidar una patología o disfunción. El PH es un término que indica la concentración de iones de hidrógeno en una solución (potencial de hidrógeno). Desde el punto de vista de la física elemental, toda la materia inorgánica depende de la sinergia del electrón (e-) que permite los enlaces electrovalentes (iónicos: metal cede electrón y no metal acepta electrón) y covalentes (no metal + no metal: comparten electrón/es) que dan las características sólidas, líquidas o gaseosas de la materia. Sin embargo, la materia orgánica depende de otra partícula con polaridad contraria que se conoce como ión de hidrógeno (H+) o protón que es el encargado de conjugar a los elementos: carbono, oxígeno, nitrógeno, azufre, fósforo, calcio y todos los demás, que finalmente condicionará las características de la materia orgánica a las que convoca como "Fuente de Hidrógeno" que la naturaleza construye magistralmente.
ALIMENTOS ÁCIDOS Y ALCALINOS. Resumiendo, en general, los alimentos productores de ácidos suelen ser las fuentes de proteínas animales (carne, pescado, marisco, huevo, lácteos), féculas (cereales refinados), azúcares (azúcar blanco, miel, pasteles, helados), legumbres, también el café, el té y el cacao. Por el contrario son alimentos alcalinos las frutas y verduras frescas (excepto las alcachofas y arándanos). Las semillas y las almendras son alcalinas; los otros frutos secos son alimentos ácidos.
No nos preocupemos por los cítricos, al ser digeridos se transforman en sustancias alcalinas. Todos los alimentos se vuelven ácidos cuando se les añade azúcar. Es importante decir que una dieta que excluya la carne, también puede resultar acidificante si se consumen en exceso: huevos, quesos, legumbres, oleaginosas o frutos secos, cereales refinados, café, té, chocolate y azúcar blanca. Es necesario aportar una alimentación rica en alimentos alcalinos y/o disminuir el contenido proteico, posibilitando la eliminación de los desechos, depurando así el organismo.
Minerales acidificantes o alcalinizantes: son acidificantes los alimentos que poseen un alto contenido de azufre, fósforo y cloro y son alcalinizantes aquellos que contienen buena dosis de calcio, magnesio, sodio y potasio. En la apartado de VIDEOS MUY INTERESANTES podeis obtener información muy clara, precisa, detallada y entretenida de forma visual, sobre la importancia de un PH equilibrado y su relación con la alimentación, entre otras cosas, en los videos que están bajo el titulo de:
* La causa de todas las enfermedades. (Duración: 12 minutos con 54 segundos).
* Cáncer: alcalinizar o morir. (Duración: 13 minutos con 53 segundos).
Información bien explicada en el "dossier".