Al estornudar, toser, hacer un esfuerzo, reírse... en cualquiera de estos momentos hay mujeres embarazadas que sufren pequeñas pérdidas de orina. Se trata de algo completamente normal y que no debe alarmar a la embarazada ya que es un problema temporal y reversible.
Durante el embarazo las ganas de orinar aumentan esto sucede por que la vejiga, que es un músculo con la capacidad de distenderse para llenarse de orina, es presionado por el útero en crecimiento, por lo tanto disminuye su capacidad y surge la necesidad de ir al baño ante menores cantidades de orina.
Del mismo modo esta presión, que empieza a ser considerable a partir del quinto y sexto mes, afecta también a la uretra, el conducto exterior de la vejiga. Este músculo puede relajarse y contraerse a voluntad para permitir la salida del a orina, pero si la presión es grande suele acabar cediendo y por tanto produciendo esas pequeñas pérdidas.
El embarazo es equivalente a estar muchas veces en el baño y sufrir pequeñas pérdidas
Así, frecuentes visitas al baño y pequeñas pérdidas van a ser otra de las consecuencias de estar embarazadas. Sabiendo esto la mujer puede tomar algunas medidas para estar preparada y que la incontinencia no acabe siendo un problema.
Una técnica que suele dar buenos resultados consiste en corta la micción durante unos 30 segundos cada vez que se acude al baño y luego dejar que siga. Con esto lo que estamos haciendo es fortalecer la uretra de forma que sea más eficaz a la hora de retener la orina. No es bueno abusar de esta técnica pero es una forma de que la mujer se obligue a trabajar este músculo al menos durante el embarazo. Otra cosa que se puede hacer es ir al baño cada dos horas, aunque no se tengan ganas. De esta forma la vejiga no llega a llenarse del todo y la presión es mucho menor por lo que no se fuerzan los músculos de la zona y la incontinencia se controla o no llega a producirse.
La combinación de ambas propuestas asegura la solución al problema. De todos modos la mejor forma de asegurar que la incontinencia no se produzca es manteniendo la zona perineal fortalecida, para ello lo mejor son los ejercicios de Kegel, que consisten en la contracción de todos los músculos que sujetan el suelo del abdomen. Ese trabajo continuo y repetitivo es la mejor solución para la incontinencia, no solo en el embarazo si no en todas las etapas de la vida de la mujer.
También es normal tener incontinencia en el post parto
El hecho de padecer incontinencia durante el embarazo casi asegura que también se va a padecer en el post parto, especialmente si el alumbramiento ha sido vaginal. Por lo tanto en estos casos es especialmente importante que se trabaje con ejercicios específicos de suelo pélvico y que se tenga muy controlado el peso, ya que un aumento excesivo suele agravar el problema.
Pese a todo, si después de seguir una rutina diaria de ejercicios y de no forzar la vejiga el problema de incontinencia se mantiene o se agrava habría que consultar al especialista.