La increíble historia de Mile Mavroski: el partisano macedonio29
La represión de la dictadura cívico-militar abrió un capítulo insólito en la sociedad chillaneja, por la crueldad y ensañamiento con que agredieron y torturaron a varios ñublensinos, que por su militancia fueron considerados enemigos del Estado, no obstante, ¿cómo explicar la represión y tortura a un extranjero que no estaba vinculado a ninguna colectividad política de izquierdas? He aquí la historia de Mile Mavroski.
Según información entregada por él mismo en el periódico El Día, Mile Mavroski nació en Macedonia, y de joven debió vivir el horror de la guerra, en la cual su país natal se vio inmerso. Ante el llamado del Mariscal Tito, y con la edad de 14 años, este joven macedonio se embarcó en la aventura de defender a su país –Yugoslavia- contra la invasión nazi, uniéndose al Ejército Partisano:
“Bueno, yo ingresé a los partisanos, los partisanos eran los guerrilleros, que lo organizó el Mariscal Tito. Ingresé en los partisanos en los catorce años. (…) Yo estuve siete años como militar, y después (sic) comentario con amigos, que habían salido al extranjero y todo, se me ocurrió lo mismo (…)” (M. Mavroski, comunicación personal, 5 de abril de 2019).
Posterior a este acontecimiento, se dirigió a Italia sin saber el idioma, y en una travesía que duró años, llegó a Chile en plena década de los cincuenta -1955-, siendo recibido en el estadio por el presidente Carlos Ibáñez del Campo, como a otros inmigrantes que vinieron a probar suerte al cono sur. Se desempeñó en los más variados oficios, desde mozo en una casa de personas adineradas, hasta de empleado en una funeraria. En este último empleo, ejercido en la ciudad de Concepción, es donde aprendió todo lo indispensable para ganarse la vida.
En la ciudad penquista, tal como nos relata su hija Stoyna, su padre conoció a una joven sancarlina que se encontraba estudiando en la Universidad de Concepción (S. Mavroski, comunicación personal, 12 de abril de 2019). El macedonio se enamoró, y la cortejó viajando periódicamente desde Concepción a San Carlos hasta que se casó con ella, radicándose finalmente en esta ciudad hacia el año 1964 (El Día, 2006, 8 enero, p. 23).
Abrió su propia funeraria, aplicando todo lo aprendido en Concepción: la funeraria Mavroski se hizo un espacio en la sociedad sancarlina. Fue un hombre popular entre sus pares, después de todo en una ciudad tan conservadora era inusual la presencia de inmigrantes, más aún, un veterano de la Segunda Guerra Mundial.
No tuvo participación política alguna, ni tampoco manifestó preferencia por algún candidato, algo bastante inusual en la creciente polarización de la sociedad chilena en la década de los sesenta y setenta. Fue democrático en sus amistades, manteniendo lazos con militantes de diversas tiendas políticas. Sin embargo, no fue suficiente para ser señalado por algunos como cercano al MIR, algo que ha sido refutado por su hija, como por él mismo.
Sus únicas membresías correspondían más bien a entidades culturales y sociales, como el Club de Pesca y Caza, y la masonería. La filantropía ocupó un lugar especial en su quehacer diario, y prueba de ello fueron las múltiples referencias de altruismo que relatan sancarlinos que conocieron a Mavroski, que adquirió notoriedad en la ciudad por donar servicios fúnebres a personas pobres (G. Aravena, comunicación personal, 28 de marzo de 2019).
Durante el gobierno de la Unidad Popular mantuvo su distancia, y se abstuvo de opinar. Ello no impidió que fuera conocida su afiliación partisana, de la cual conservaba una foto de él vestido con uniforme militar como recuerdo de la lucha antifascista. Esto es gravitante para entender la suerte del macedonio durante la dictadura cívico militar, y la impresión que ciertos sectores de la sociedad sancarlina tenían de él, como un hombre vinculado al gobierno de Salvador Allende. Bastante ilustrativa fue una anécdota que su hija Stoyna recordaba de esa época:
“(…) mi papá se le ocurre tomar a mi tío Andrés que es un pescado de este porte, flaco, y le estaba enseñando maniobras, y lo toma y le quebró las costillas poh(sic) bastó y sobró para que “ahh este hueón sabe tácticas militares, entonces chuta, y se está poniendo de acuerdo con…”, según las amistades que tenía, que sí estaban metidos en cosas políticas, entonces también asociaban (a su padre) (…) Lo culparon también, me acuerdo, de un atentado que hubo a un carabinero, le pusieron unas bombas (…)” (S. Mavroski, comunicación personal, 12 de abril de 2019).
El golpe de Estado en San Carlos, tal como relataron Pedro Guerrero y Gaspar Aravena, no tuvo eco inmediato, por lo que es muy posible que su día haya transcurrido de forma normal, más allá de la expectación provocada por las escasas noticias que llegaban a la ciudad desde Santiago.
Sin embargo, cuando carabineros y efectivos militares, en coordinación con civiles –miembros de Patria y Libertad y el Comando Rolando Matus-, empezaron a desplegar su accionar, hubo una escalada represiva que trajo como consecuencias el confinamiento de numerosos militantes sancarlinos. Los bandos fueron claros, no sólo debían presentarse los líderes de los partidos de izquierdas, sino también los extranjeros. Mile Mavroski se presentó voluntariamente al regimiento, posterior a ello, se daría pie a un largo confinamiento que tuvo como consecuencia su desaparición durante más de 10 meses.
Se le acusó de ser un agente comunista que guardaba un contingente de AK-47 que recibía de la Unión Soviética, mediante un submarino que navegaba en las aguas del río Ñuble, escondiendo dicho armamento en los ataúdes que él donaba a familias pobres (S. Mavroski, comunicación personal, 12 de abril de 2019). El cargo por el que fue finalmente detenido era tenencia ilegal de armas (El Día, 2006, 8 enero, p. 22).
Las pesquisas no se hicieron esperar, yendo los militares a allanar la casa de Mavroski, con el objetivo de encontrar las armas con que la izquierda sancarlina habría de preparar la resistencia al incipiente golpe. Sin embargo, el resultado fue desconcertante para los militares: sólo encontraron cadáveres. A pesar de lo anterior, no fue argumento suficiente para no llevarlo preso.
Con su confinamiento, se dio inicio a uno de los períodos más complejos en la vida del señor Mavroski desde su participación en la Segunda Guerra Mundial. Después de su estadía en la cárcel de Chillán, y ser torturado por agentes de la DINA, desapareció del recinto penitenciario, durante meses no se supo de él. Los militares no le entregaban información a sus familiares sobre su paradero, al punto que llegaron a presumirlo muerto, después de que le devolvieran a su esposa los enseres personales del macedonio, y decirle que había sido fusilado (S. Mavroski, comunicación personal, 12 de abril de 2019).
Al tiempo después, reapareció en la cárcel de Chillán. El macedonio había estado confinado en Colonia Dignidad. Tal como relata él mismo:
“Lo único que sé es que cuando salí a la luz del día me entregaron en la Cárcel Pública de Chillan y los compañeros de allá sabían que yo había estado en la Colonia. Otra cosa es que yo escuché que se hablaba alemán, así que supongo que estuve allá. Fuera de eso, el ministro me mostró el archivo y fotografías mías que encontraron en la Colonia” (El Día, 2006, 8 enero, p. 23)
Sobre su paso por el recinto, Mavroski estuvo vendado y amarrado a un catre todo el tiempo, pudiendo salir de esa posición en escasos momentos durante la semana, padeciendo además desnutrición por el precario estado al cual lo tenían sometido.
El reencuentro con su familia fue difícil y traumático, según relata su hija, ya que su figura estaba completamente irreconocible, producto de los golpes, los grilletes, y el delicado estado de salud que lo tenía comprometido. Pasada esa experiencia, y el trauma psicológico, tiempo después volvió a sus actividades particulares, para salir brevemente a la palestra el año 2006, por las declaraciones que emitió al ministro Jorge Zepeda en el marco de la investigación que determinó que Colonia Dignidad sí fue un centro de tortura. El relato del macedonio fue clave.
Sin embargo, a pesar de todo, Mile Mavroski reflexiona sobre su pasado con estas simples palabras: “¡así es la vida!” (M. Mavroski, comunicación personal, 5 de abril de 2019).
Mile Mavroski falleció en San Carlos el día 10 de junio de 2020. Agradecemos a su hija Stoyna que gentilmente colaboró inestimablemente con la investigación, siendo una gran difusora de la vida de su padre.
Stoyna Mavroski Sepulveda
Profesora diferencial en @liceopolitecnicosancarlos
Diseñadora grafica
Presidente del Colegio de Profesores San Carlos, Ñuble
El 10 de junio ha fallecido en San Carlos, Chile, don Mile Mavroski Mileva
Don Mile, nació en Macedonia en 1933 y llegó a Chile en 1955. En Concepción conoció a su esposa Carmen Sepúlveda con quien tuvo dos hijos. La familia se mudó a San Carlos, lugar de origen de su esposa. En esa ciudad don Mile se instaló con un negocio de servicios funerarios. Con su trabajo se mostró solidario con grupos pobres de pobladores entregándoles sus servicios gratuitos cuando no podían pagar un entierro digno a sus familiares. Después del golpe de Estado de 1973 fue acusado de pertenecer al MIR, de ser espía soviético y traficar con armas. En enero de 1974 fue llevado desde la cárcel de Chillán a la Colonia Dignidad. Don Mile estuvo 11 meses en la Colonia, siendo el detenido con más tiempo en ese lugar. Allí fue sometido a interrogatorios y torturas. Después del retorno a la democracia, declaró ante la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura (Comisión Valech) y quedó incluido en el listado de prisioneros políticos y torturados de dicha comisión.
La entrevista con don Mile en julio de 2019 era la primera del proyecto CDOH en Chile.
La entrevistadora, Evelyn Hevia se acuerda: “Esa mañana llegué a la entrevista acompañada de Edison y Manuel, los colegas del equipo audiovisual, además fui con Luis Narváez, periodista que conoce hace varios años a don Mile y ha seguido su historia por el trabajo que ha hecho con las fichas de la Colonia Dignidad. Con Luis y el abogado Hernán Fernández habíamos visitado a don Mile en 2016, pero esa vez tuvimos que verlo en la sala de urgencias del hospital, pues estaba con algunas afecciones de salud. En julio del año pasado, él vivia en una residencia para ancianos y su hija nos contó que la semana siguiente a la entrevista sería reconocido como Hijo Ilustre de San Carlos. Es que don Mile era un personaje de la ciudad, un hombre solidario, siempre elegante, bien vestido y con su pipa entre los labios o en las manos. El día de la entrevista lucía como siempre, sonriente, pero con cierta resistencia a recordar los momentos difíciles de su vida. Grabamos la entrevista, en las pausas compartimos un kuchen y té, nos contó de su infancia en Macedonia pastoreando ovejas y cabras, nos habló de la guerra, nos enseñó el tatuaje con su nombre que se hizo en el brazo para ser reconocido por si moría en un bombardeo. También nos contó que aprendió a “hablar chileno” gracias a las “malas palabras” que le enseñaban amigos y colegas que conoció al llegar al país. Al despedirnos esa tarde de don Mile, con mis colegas pensamos que habíamos registrado una gran historia de vida, que incluso, a pesar de lo escueto del relato de don Mile, dejaba testimonio de la vida de un gran hombre y sobreviviente de tantas batallas. Un honor haber alcanzado a dejar registro de su historia de vida para este proyecto”.
Ediciones UCM publicó inédita investigación sobre Colonia Dignidad