Siempre trato de reconciliarme con los escritos de Gabriel García Márquez, para mí él es un autor de una pluma interesante y a la vez bastante dura. Pues bien, muchos años después he vuelto a leer esta novela corta.
No voy a comentar sobre la trama. Siempre me ha llamado la atención el título (extenso para el tamaño del relato), que muestra una de las características de la obra, el tratamiento maniqueista de la realidad, hecho que se muestra ya desde el título.
El lector ha de fijarse bien en los cuatro adjetivos valorativos que aparecen en el mismo: increíble, triste, cándida y desalmada.
Los dos primeros se refieren a las características mágicas del relato, con las que quiere definir el mundo hispanoamericano.
Triste y cándida son adjetivos vinculados con Eréndira para que el lector sienta, ya desde antes de comenzar a adentrarse en la historia, aprecio y lástima por la protagonista mientras desprecia a su abuela desalmada.
Y por si no se ha fijado, querido lector, lea en alto el título. El autor (posiblemente la voz del narrador, al puro estilo cervantino), ha conseguido musicalidad en él mediante el empleo de la esdrújula. Esto podemos relacionarlo, de nuevo, con lo mágico.
De esta manera, Gabriel García Márquez, consigue introducir sucesos fantásticos como si fueran ordinarios.
Como se puede observar, este texto es perfecto tanto para iniciarse en la lectura de la literatura de García Márquez, como los que ya se habían enamorado antes de ella...