Véase la muerte como la vía de escape al camino vital que se nos impuso, tanto individual,
como colectivamente. La especie humana, en palabras de Schopenhauer, debería optar por la no existencia. Coincide en esto con Cioran, evoca la teoría terrorista que dicta que el ser
humano debería dejar de procrear y dirigirse hacia la aniquilación de la especie por el bien de la Naturaleza, aunque no es necesario prescindir del sexo para tal acto, el instinto sexual
podría seguir saciándose pero sin dejar descendencia. Esto solo complacerá a quien crea en la especie como un error, mientras que los demás querrán seguir teniendo hijos para poder dejar un legado y sentirse eternos.
El pensamiento de la muerte puede llegar a ser recurrente, incluso obsesivo, por ello, si el
pensamiento de la fugacidad fustiga nuestra mente y se convierte en obsesivo, condenaremos a la vida a la misma tortura que sería condenar al inocente al...