Revista Infancia

La infancia en un mundo globalizado

Por Jmburson @jmburson

La infancia en un mundo globalizado El occidente globalizado
Hace poco tiempo leí el último libro de Lipovtsky, “Occidente Globalizado”, que presenta un debate con Hervé Juvin sobre la cultura planetaria que se está imponiendo en el mundo. El debate es sumamente sugerente, ya que presenta las desavenencias de los autores al describir el vaso medio lleno y medio vacío de la nueva construcción social que Lipovestky llama la cultura-mundo. 
En este post quiero centrarme en las aportaciones de Lipovezsky al reflexionar sobre las notas características de la nueva cultura mundo en la que nacen y se desarrollan nuestros niños. Percibo la cultura-mundo como la cultura globalizada que está penetrando y afincando en todas las sociedades de nuestro planeta. Lipopvetsky, como otros autores destacan elementos positivos y otros negativos, pero lo relevante es que su juicio es muy lúcido y esperanzador, a pesar de ser duro y realista.
Veamos algunas aportaciones que me han llamado la atención:
- La época en que vivimos está caracterizada por una poderosa e irresistible  tendencia  a la unificación del mundo.
- La globalización también es cultural ... el capitalismo cultural. Cuando lo económico se vuelve cultural y cuando la cultura cala en la mercancía, llega el momento de la cultura mundo.
- Estamos en un momento en que todos los ingredientes de la vida están en crisis, desestabilizados, faltos de coordenadas estructuradoras. Ya no hay ni un solo dominio que escape al proceso de desterritorialización y desorientación.
- De ahí se sigue un estado de incertidumbre, de desorientación sin precedentes, generalizado casi total.
- El mercado, el consumismo, la tecnociencia, la individuación, la industria culturales y de la comunicación constituyen sus principios organizadores de fondo.
- La cultura mundo consagra dos grandes ideologías o corrientes del pensamiento la ecología y los derechos humanos.
- El triunfo del mercado en efecto no es solo económico es cultural. Ha conquistado el imaginario colectivo e individual, las formas de pensamiento, los objetivos de la existencia, la relación con la cultura, como el deporte con el arte con educación.
- En la actualidad todo se piensa en términos de competencia y de mercado, de rentabilidad y de éxito de máximos resultado al menor coste de eficacia y beneficios
- Una cultura que exalta sin cesar los placeres del bienestar y del ocio, de la moda y del entretenimiento. No ya los ideales sacrificiales, sino el goce de las sensaciones, del cuerpo, de las vacaciones.
- La técnica es más que la técnica. Entraña una forma de ser y de pensar que reestructura y reorienta todas las culturas del mundo.
- Una cultura de todos hacia todos que permite al individuo ser menos consumidores pasivos, compartir, discutir participar más allá de las limitaciones del espacio tiempo.
- Aparece un hiper capitalismo en el que se impone como referentes el éxito individual la iniciativa privada, el dinero, la competencia, el ideal empresarial. Retroceso del Estado y de las normas autoritarias, debilitación del sindicalismo, eclipse de las utopías, lo que domina es el individualismo del sujeto triunfador, y combativo, que incita a tener iniciativas, a que cada cual asuma sus responsabilidades, a reaccionar y movilizarse, a correr riesgos, a adaptarse sin cesar. Un hiperindividualismo competitivo que apela cada vez más autonomía, a la responsabilidad total de uno mismo.
La vida intelectual ya nos significa emancipación del individuo mi nobleza del espíritu.... calificar a la persona de intelectual tiene algo de peyorativo.... ya no hay maestros del pensamiento ni grandes corrientes filosóficas con valor. La cultura del verbo has cedido el paso a la cultura de la pantalla. El relativismo cultural suprime todas las jerarquías.
Lo vemos todo pero ya no entendemos casi de nada, se despliega a gran escala un consumo estético de masa desculturizado ... que despoja a los individuos de los referentes relativo a su propia pasado cultural.
Paralelamente a este proceso de uniformización, está en movimiento una lógica de diversificación y de heterogeneización. Todo coexiste de manera abigarrada en un inmenso mosaico deslumbrante y fragmentario de productos y prácticas, de culturas y herencias históricas diferentes.
- La hipermodernidad es la época que funciona con la desregulación, con la desinstitucionalización, con la profusión. Se produce una pérdida de confianza en las grandes instituciones, una incertidumbre generalizada.
- El orbe de la cultura-mundo tiende a volverse indescifrable, confuso, caótico: el hombre de la cultura-mundo no tiene ya autoridades superiores, ya no hay anteojos, ya no hay brújulas que lo guíen.
- Cuando más responsable se vuelve el individuo, más desorientado, se muestra, más privado de medios que le permitan vivir en un mundo comprensible.
- La misión superior de la escuela y de la cultura es aportar las herramientas que permitan a los individuos superarse a sí mismos, ser “más”, cultivar sus pasiones fecundas y activas, su imaginario creativo, sea cual fuere la esfera de acción y creación.
- Nuestra época espera más que nunca transformaciones del sistema educativo que permitan dar referencias estructuradoras, abrir el espíritu y la existencia a dimensiones más diversas y creativas, promover la propia estima mediante actividades que inciten a las personas a superarse, a ser agentes de su vida.
- Y para concluir, el futuro de la cultura-mundo está abierto y su configuración es poliédrica.
Esta es la cultura-mundo en la que nacen y crecen los niños, una cultura hiperindividualista, abierta y por hacer, que sitúa al hombre en el centro de todas las cosas, y una vez allí se siente perdido, ese es el drama de la emancipación, pero también la fortuna de la aparición de nuevas fórmulas de solidaridad humana a nivel planetaria que nos preserve de nuestra vulnerabilidad.


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