La pésima gestión del agua en España es el mayor fracaso de la clase política española, junto con la decadencia que está destrozando el país. Parte de España, sobre todo Andalucía y Cataluña, pasan sed y tienen su agricultura arruinada, mientras que muchos pantanos del centro y norte de España abren sus compuertas y tiran agua al mar porque están llenos. Todos se acusan mutuamente del desastre del agua, pero lo cierto es que los políticos no han sabido solucionar el problema. El más ambicioso plan Hidrológico se lo cargó el presidente socialista Zapatero por miedo a contrariar a los nacionalistas egoístas del Ebro, que se negaban a ceder el agua que les sobraba. Los políticos españoles, tanto de izquierda como de derechas y nacionalistas, han sido incapaces de solucionar el problema del agua, cuya escasez actual amenaza la agricultura, el turismo y hasta la vida cotidiana de los ciudadanos. Zapatero se cargó como un inepto imbécil toda la ambición y las soluciones acertadas planteadas por fin en el Plan Hidrológico Nacional, un proyecto que interconectaba las cuencas ricas con las pobres y solucionaba el problema del agua en España. Y el inepto Zapatero, mal gobernante, sigue cobrando una pensión de lujo, dando doctrina y pavoneándose por España, en lugar de estar en una prisión por los daños causados a la nación española. Muchos de sus colegas de derecha y nacionalistas también merecen castigo por haber sido incapaces de distribuir el agua y permitir el desastre actual, pero en España nunca han triunfado los buenos y suele premiarse a los miserables. ---
Hay una España seca y una España húmeda. La lógica, la solidaridad y la razón obligan a los políticos a interconectar las cuencas para surtir de agua a todo el país. Pero los muy torpes, miserables y egoístas han sido incapaces de hacerlo.
A la cornisa del Cantábrica y a las cuencas del Ebro, Duero y a veces del Tajo y del Guadiana, les sobra agua, como lo demuestran hoy pantanos en Toledo, que abren sus compuertas y tiran agua al mar porque están a rebosar, mientras la cercana Andalucía tiene que racionar el consumo.
La pésima gestión de las aguas es hoy la mejor prueba del fracaso de la clase política española, merecedora de serios castigos por parte del pueblo y de la Historia.
En España, incluso en las peores sequías, como la actual, hay agua de sobra para que todas las regiones la tengan en abundancia, pero por culpa de los políticos, que ni siquiera han sido capaces en décadas de interconectar las cuencas, regiones como Andalucía y Cataluña están en riesgo de arruinarse por falta de agua y tener que renunciar a sus dos grandes fuentes de riqueza, la agricultura y el turismo.
El Franquismo, al llenar la geografía española de pantanos, hizo más por solucionar la tradicional sequía española que todos los políticos falsamente demócratas, desde que murió Franco hasta hoy.
Andalucía es la despensa de Europa porque produce en sus campos e invernaderos alimentos para toda la población europea, pero quizás ya no lo pueda seguir haciendo porque no tiene agua para regar, mientras en el centro y el norte de España los pantanos, a rebosar, ya están tirando agua al mar-
Y los políticos, miserables y fracasados, andan por ahí con la cabeza alta, mintiendo y ocultando sus miserias, sin recibir el castigo que merecen por ineptos, inútiles y fracasados.
Francisco Rubiales