Dos injusticias se están cometiendo estos días en España: La de los ajustes y recortes que junto con el aumento de la presión impositiva atenaza a las clases más débiles y vulnerables del tejido social; y otra la causada por los sindicatos, por los partidos en la Oposición y los manifestantes en las calles que con su algarabía violenta a la griega perjudican la credibilidad y debilitan la confianza europeas sobre España. Decía Rajoy que “no tenía otro remedio”, aludiendo a la imposición de Bruselas; pero, sí que existen otros remedios y soluciones sin tener que castigar y enfurecer a los funcionarios, aunque hay que tener coraje y decisión contundente para hacerlos, explicándolos e informando con claridad que la situación lo exige.
Respecto a la primera, es injusto haber tomado esas medidas atenazantes antes que, cogiendo el toro de las autonomías por los cuernos, haber suprimido los diecisiete parlamentos y los enormes dispendios y gastos que tienen el erario español exhausto en este desbarajuste que supone la descomunal y disparatada administración autonómica: Recórtense los abultados cargos políticos con sus enormes sueldos, las mal llamadas embajadas, las cuatro mil empresas y las televisiones públicas... Y, todavía caben otros cortes muy importantes como la supresión del T. Constitucional que es innecesario y, como demuestran sus últimas sentencias, nocivo para España, lo mismo que pasa con el Senado por sus traductores, gastos y prebendas. Con todo el monto de millones que esto reporta no habría tenido tal vez este Gobierno que haber recurrido a los préstamos europeos, ni armar el lío que ha levantado la obsesiva y ofensiva merma salarial al funcionariado, cuando la clase política no ha dado ejemplo rebajándose todos el sueldo a la mitad y no ese ridículo 7% de que hablan. Se legisla en ese sentido y si hay que reformar la Constitución, se reforma, eso ya se hizo en Agosto pasado.
La segunda atañe al perjuicio que causan a España las protestas, el descontento y las algaradas, convocadas por esos dos sindicatos, que se pasean multimillonarios con los dineros de las subvenciones, aún opíparas a pesar de haber sufrido el recorte del 20%. Den ejemplo, manténgase de sus cuotas y devuelvan la subvención, en lugar de oportunistas llamar a la huelga y enfrentamiento, sean solidarios. Y así mismo, compete a su vez a la partidos de izquierdas, también subvencionados, que, responsables y solidaros, deben colaborar, para, luchando todos juntos, salir de este atolladero. Mientras más de dos millones de familias españolas no tienen ningún ingreso y casi seis millones están en paro, los políticos no sienten reparo en seguir recibiendo el dinero que tanta falta hace a los ciudadanos; ponen la mano y callan. Véase la subvención a partidos que publica el BOE (16/07/12 http://www.boe.es/boe/dias/2012/07/1).
Unos y otros no se sabe que desaconsejen la huelga y el alboroto, que minan la confianza; no se ha oído que vayan a echar una mano por patriotismo, para avivar la credibilidad y todos a una generar riqueza, suscitar el crecimiento y crear empleo.
Dudamos que Rajoy tenga el coraje de meter la tijera en estas cuestiones, que son esenciales, porque España no puede soportar el dispendio que suponen las “autonosuyas”. Ha perdido un tiempo gracioso, mientras esperaba las elecciones andaluzas, que de todas formas perdió en aras de la astucia socialista. Pero ante la ruina heredada, no tiene más remedio que acometer tal reforma, o nos vamos a pique.
C. Mudarra