Los medios de comunicación suelen identificar la economía sumergida con los “chapuzas” que hacen trabajos caseros. Sin embargo, la economía sumergida es mucho más y mucho más grave, Los profesionales liberales que atienden a particulares, los comercios al detall e incluso industrias enteras como la joyería, tienen unos índices de ocultamiento fiscal que a veces excede del 90%.
Hoy mismo me explicaban el caso de un empresario que se mueve en el comercio de diamantes, que no declara más de un 10% a Hacienda.
Es una práctica inaceptable, y más en estos tiempos. Su persecución es muy difícil, y es por eso que hay muchos partidarios de que se intensifique el uso de impuestos indirectos ligados al consumo, sobre todo de productos suntuarios. Si no se pilla a estos delincuentes fiscales por lo que ganan, que se les pille por lo que gasten.