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La inmanencia en la política y en el fútbol

Publicado el 15 mayo 2014 por Romanas
  Cuando un tío tan esquivo, tan huraño como Valdés se deja hacer fotos como ésta con su mujer es porque necesita mucho el dinero. Tal vez esto lo explique todo. La inmanencia en la política y en el fútbol     Thiago Alcántara cuando era jugador de las categorías inferiores del Barcelona. Que conste que soy plenamente consciente de que el concepto de inmanencia que yo uso no es el clásico sino uno que yo he extraído de su propia derivación. Para mí, inmanente viene de "in", prefijo que significa "en" y "manente", de  verbo latino "maneo, manes, manere", que significa permanecer,  de donde inmanente es, para mi, aquello que permanece o se manifiesta o produce en sí mismo. Supongo que muchos de ustedes ya me tenían por loco y yo estoy seguro que con razón, porque hay que estarlo para conjugar en una misma persona, en un mismo y jodido tipo, al incrédulo más grande que ha parido madre y a un tío, coño, que cree en una justicia inmanente. Y es que yo puedo ser el tío más racionalista que pisa esta asquerosa tierra y plantear y resolver un sistema de ecuaciones con “n” incógnitas antes de ir a mear y no orinar si no lo resuelve y, por otra parte, un gilipollas que ve una mano, una jodida mano natural que le da a la gente que se lo merece un buen trompazo en todos los morros. Y esto a propósito de Valdés y de Thiago Alcántara. No sólo no es justo ni mucho menos necesario que estos 2 tíos hayan explotado al Barça hasta el límite, viviendo a expensas de él toda sus puñeteras vidas, logrando, gracias a él, el 1º, llegar a ser considerado como uno de los mejores porteros del mundo y, el 2º, convertirse en el sucesor natural y paciente del que es, seguramente, el mejor futbolista español de todos los tiempos. Ay, amigos, como diría un gitano, el maldito parné. ¿Será por eso? Sí, es por eso. El 1º se va a jugar si es que puede volver a hacerlo, al puñetero Mónaco, que juega sus partidos ante 5.000 personas y el otro se ha ido al todopoderoso Bayern donde va a tener, a no dudarlo, la competencia más dura del mundo, pero eso, sí, cobrando 7 u 8 millones de euros limpios al año. Pero, amigos míos, y aquí viene lo de la jodida inmanencia, a los 2 les ha llegado la justicia en forma de la misma lesión, la terrible rotura de los ligamentos cruzados de la rodilla, algo que si no te echa a patadas del fútbol, te marca ya para siempre. Con la agravante en el caso de Thiago de que la lesión se le ha reproducido, coño, en el mismo momento en que iba a ir con España al mundial. Más inmanente no puede ser.  Y ya que escribimos de inmanencia, pasemos a la actualidad política. Tal vez, el libro más profético que se haya escrito nunca es La traición de los intelectuales, de Julien Benda. Pero nadie lo ha sabido interpretar. Este gentuza, ¿o es canalla?, de intelectuales que nos ha tocado sufrir piensa, cree firmemente que no lo va a pagar, y muy caro. Hay multitud de sentencias de la sabiduría que este gentuza está obviando olímpicamente, como esa que dice: “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero”. Pero a mí, la que más me gusta es la clásica: “veritas est adequatio rei et intellectus”, la adecuación, la concordancia de la inteligencia con la realidad.  Y todo esto a propósito de ese asesinato de una jefa PP de León por unas camaradas suyas que se han sentido maltratadas reiteradamente por ella.  Yo no conozco de la personalidad de la asesinada más que lo que se ha publicado, se trata de una vieja partidaria del PP con una larga carrera política, tan larga que el propio Rajoy dice que ella siempre le ayudó mucho. ¿A qué? Todo lo que ha hecho Rajoy es malo. O, si lo prefieren, y, desde luego, suena más científico, Rajoy es un tipo que siempre hace el mal. Pero ¿qué es el mal? Así, al primer toque, lo contrario del bien, pero ¿qué es el bien? Hacer lo que se halla de acuerdo con la naturaleza de las cosas. Y el Estado se creo, políticamente, para impedir que los poderosos devoraran literalmente a los débiles. Todo lo contrario de lo que hace Rajoy, “ergo”, como decíamos, lo que hace Rajoy, es, siempre, en todo momento, el mal, está aprovechando su dominio del mecanismo coercitivo del Estado para asesinar a los débiles y potenciar hasta el máximo el poder de los fuertes. Y todos los que lo siguen, al nivel que sea, son por lo tanto, si no coautores del mal, por lo menos cómplices. Y esto es lo que explica, que no justifica, definitivamente por qué y cómo ha ocurrido este asesinato. La víctima ostentaba ni más ni menos que la friolera de 10 o 12 cargos. Sí, han leído muy bien, 10 o 12 cargos. ¿Puede una persona, por muy capaz que sea, desempeñar bien una tarea que coincide con aquélla que hizo tan famoso a Hércules? Evidentemente, no, por eso es precisamente prototípica la tarea de Hércules, pero el poder, dijo lord Acton, corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Y el hombre, y la mujer, por supuesto, tiende por su propia naturaleza  a la corrupción, incluso, los filósofos pesimistas, Nietzsche y Schopenhauer, llegan a proponer que el hombre vive sólo para la corrupción, que nuestras vidas, nuestra moradas, nuestros locales de trabajo sólo son porquerizas en las que cada uno se revuelca en su propio fango. Algo de esto pensaban también el gran filosofo inglés Hobbes cuando dijo aquello de que “homo homini lupus”, el hombre es un lobo para el hombre y el Doctor Angelicus, casi nada, lo llamó simplemente desfalleciente. Frente a esto, ¿qué podemos hacer nosotros? Tener mucha piedad de las 3, a pesar de que sean del PP. A pesar de que, que se sepa, a lo peor hay también otras cosas aún más sucias, a mi me chirría un poco que por 18 o por 20.000 euros una persona mate a sangre fría a otra, después de haberlo planeado un par de años, el caso es, o así parece que una, al principio, prohijó a la hija de la otra fervientemente apoyándola no sólo en su carrera política sino también en la profesional, colocándola estupendamente en uno de los miles de empleos de los que disponía como si fueran suyos, y, luego, los malos vientos, vete tú a saber por qué, enfriaron aquellas estupendas relaciones y la prohijada no sólo cayó en desgracia sino que fue furiosamente perseguida hasta su propia guarida en otra localidad leonesa. Esto ya sí que me parece, sólo desde el punto de vista de la psicología como ciencia que estudia el funcionamiento del alma humana y de sus pasiones, una explicación capaz de asumir un asunto que a primera vista parece enteramente desproporcionado, sin que esto suponga en modo alguno justificar los hechos en ningún sentido.

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