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Uno de los casos más relevantes en la historia relacionado con la migración masiva de población lo podemos encontrar en Irlanda durante los años cuarenta del siglo XIX. Durante el siglo XVII, Irlanda fue transformada en un gran campo de monocultivo, basado en la patata. Irlanda, por entonces totalmente bajo dominio inglés, fue el experimento agrario de las cabezas pensantes de Londres.
Todo fue bien hasta que, en 1845, un hongo muy agresivo (Phytophthora infestans), comienza a atacar los cultivos de patatas. El hongo, destruye casi la totalidad de la cosecha, no solo una vez, sino varias. Desde Londres, se niega ayuda para la población irlandesa, la cual, primero aguanta con estoicidad, pero más tarde comienza a sufrir las consecuencias de la hambruna. Miles de irlandeses mueren de hambre, sobre todo los más jóvenes y los más mayores, solo en 1847, 400.000 mueren de hambre o enfermedades relacionadas con ella. Muchos campesinos no pueden pagar las deudas y pierden sus tierras y casas siendo desahuciados de ellas. Pueblos enteros desaparecen, los muertos se cuentan ya por miles y los que aún sobreviven deben buscar fortuna en otros países. Por proximidad muchos de ellos se reubicarán en Inglaterra, donde encontrarán trabajo en la floreciente industria textil. Pero Inglaterra no puede absorber ese flujo de población tan grande, deben buscar otro destino.
Durante el siglo XIX Estados Unidos era un país en construcción, con grandes oportunidades para todo aquel que fuera un poco emprendedor. Sus fronteras estaban creciendo constantemente a costa de los indios autóctonos y la tierra libre para cultivar y vivir de ella estaba esperando que llegara alguien para ocuparla. La segunda oleada de inmigrantes forzados elegiría Estados Unidos y Canadá como destino, era su última oportunidad de sobrevivir.
La inmigración irlandesa desde el punto de vista estadounidense
Barcos abarrotados de irlandeses partían diariamente desde los puertos con destino E.E.U.U., iban tan cargados que muchos pasajeros morían en el viaje por hambre o por enfermedades. Dichos barcos fueron apodados “Coffin ships[1]”. Se calcula que el 30% de los que partieron a Canadá en ellos murieron en el trayecto y el 10 % de los eligieron E.E.U.U. murieron en dicho viaje[2].
Los destinos fueron básicamente New York, Massachussets y Pennsylvania. Los que tenían algún oficio o eran más emprendedores se internaron en el interior del país, encontrando trabajo rápidamente, pero la gran mayoría eran personas sin habilidad alguna, débiles y enfermas.
“Los que quedan son los escombros de la nación irlandesa, perdidos en una tierra en la que muchos no los querían[3]”
Así hablaba un estadounidense de origen irlandés afincado en New York al ver a los inmigrantes irlandeses llegar. Y no sería el único, la población americana los veía con reticencia. Muchos llegaban enfermos y dichas enfermedades causaron plagas en la costa este del país. El cólera en 1847 arrasa New York. Se culpa a los inmigrantes de ello. La tuberculosis ataca los barrios pobres. La tasa de mortalidad en los barrios inmigrantes es del 21 % mientras que en los americanos es solo del 3 %. Una imagen muy triste.
Los recién llegados se apilan en barrios pobres y sobreviven con lo mínimo. Al no disponer de recursos, la violencia siempre está presente en dichos barrios. Uno de ellos comúnmente llamado “Bloody sixth[4]” especialmente duro y violento. Al no disponer de recursos suficientes, muchas familias comparten chabolas o casas. Se cuentan hasta treinta familias en una casa.
“Aquí uno ve a los irlandeses en su estado de degradación más bajo, aquí están ladrones, vagabundos, asesinos, estranguladores… Aquí no es seguro para el ciudadano bien vestido pasar incluso a plena luz del día sin escolta.[5]”.
Alrededor de 50.000 irlandesas comenzaron a ejercer la prostitución. Solo en el distrito de Five Points, se abrieron diecisiete nuevos burdeles. Decenas de niños deambulaban por las calles sin oficio ni escolarización alguna. La gran mayoría se dedicaban a pequeños hurtos en casas. Se formaron pandillas que rivalizaban entre ellas por territorios, con nombres elocuentes, B´Boys, Forty Thieves[6] o Roach Guards. En consecuencia, la criminalidad en New York aumentó de forma exponencial, la policía hacía acto de presencia constantemente, deteniendo a muchos de ellos. Los camiones de policía se conocían vulgarmente como “Paddy Wagons[7]” y cualquier brote de violencia callejera se denominaba “Donnybrooks” en honor al distrito dublinés del mismo nombre.
Publicación estadounidense comparando a negros con irlandeses, caricaturizados como monos, en claro desprecio hacia ellos. Ejemplo de cómo veían los americanos a los irlandeses. (Fuente: www.advertiser.ie).
Los pocos irlandeses que trabajaban de forma más o menos legal, lo hacían como mano de obra barata. Sus salarios eran bajísimos, lo que para ellos era mejor que morir de hambre en su patria. Este detalle es crucial ya que los trabajadores americanos no podían competir con dichos salarios, creando el primero de muchos problemas entre las dos comunidades. Muchos irlandeses eran usados como rompe huelgas ya que eran considerados violentos y temperamentales, ganando aún más mala reputación. En consecuencia, a lo dicho anteriormente, en New York durante 1859, la delincuencia aumentó en un 55%[8].
La religión era otro de los puntos que crearon discordia. Irlanda era un país católico mientras que E.E.U.U. era protestante. Ya en 1844, varias iglesias de Filadelfia fueron quemadas por protestantes para evitar su proliferación. Las dos iglesias se enfrentaban en una especie de guerra fría. Tanto unos como otros prohibieron los matrimonios mixtos entre católicos y protestantes, creando aún más polémica con los recién llegados.
Todos estos elementos crearon un prototipo de inmigrantes monstruoso ante los ojos de la opinión pública americana. El abogado y cronista George Templeton Strong los describía así:
“El gorila es superior al celta en músculo y apenas inferior en el sentido moral. Los irlandeses están tan alejados de nosotros como los chinos. Miserables y sucios italianos e irlandeses de aspecto bestial, la mismísima escoria de la naturaleza humana llenaron mi oficina tan completamente que temía envenenarme al entrar[9]”.
Muchos irlandeses acabaron en clínicas o en manicomios debido al abuso del alcohol y las continuas privaciones. Los médicos de la época no empatizaban mucho con ellos, considerándoles meros animales. No consideraban una enfermedad su alcoholismo si no una degradación moral de grado supremo.
“Tienen un bajo nivel de inteligencia y muchos tienen cerebros imperfectamente desarrollados[10]”.
Cartel anti irlandés, representándoles como una monstruo negro sosteniendo una botella de ron y una antorcha sobre un bidón de pólvora. La frase, es elocuente, “La manera usual irlandesa de hacer las cosas”. (Fuente: www.alamy.es).
Los periódicos lanzaron agresivas campañas de desprestigio contra los inmigrantes, las cuales tuvieron un gran éxito. Todo esto sumado a todo lo dicho anterior, conformaron la opinión de los americanos sobre los recién llegados. Estos fueron vistos como una amenaza para las tradiciones culturales y sociales americanas. Muchos comercios y anuncios de demanda laboral tenían carteles con “No irish need apply[11]”, cerrando el acceso al trabajo y con ello a la mejora de condiciones de vida para los irlandeses[12].
Ejemplo de racismo en un anuncio en un diario. (Fuente: https://historymyths.com).
Con el tiempo, los irlandeses entraron en sociedad y encontraron dignos trabajos, prosperando dentro de la difícil sociedad americana. Trabajos como maestro, obreros de la construcción, marinos y similares fueron destinos comunes para ellos. Con el acceso al trabajo, su calidad de vida aumentó, abandonando la mala vida en barrios marginales, para entrar en una dinámica positiva. Irlanda pasó de tener 8.2 millones de habitantes antes de la hambruna a tener apenas cuatro millones a finales del siglo XIX. Más de un millón de ellos murieron de hambre y el resto emigró como hemos explicado.
Autor: Sergio Sánchez Vá para revistadehistoria.es¿Eres Historiador y quieres colaborar con revistadehistoria.es? Haz Click Aquí
Bibliografía/webgrafía
Stern J., William (1997), How dagger John saved New York´s irish. https://www.city-journal.org/html/how-dagger-john-saved-new-york’s-irish-11934.html
Dickens, Charles (1869) Irish in America. Dickens Magazine. http://williammarylyons.com/yahoo_site_admin/assets/docs/DickensIrish_in_AmericaPDF.47181413.pdf
Galway Advertiser (2015). How America hated the Irish exodus. https://www.advertiser.ie/Galway/article/80603/howamerica-hated-the-irish-exodus
George Templeton Strong, (2022). A Nativist New Yorker Disparages Irish Arrivals, SHEC: Resources for Teachers, https://shec.ashp.cuny.edu/items/show/718.
Sadurní, J.M. ( 2020). La gran hambruna irlandesa, un desastre humanitario. National Geographic. https://historia.nationalgeographic.com.es/a/gran-hambruna-irlandesa-desastre-humanitario_15669
Beryll (2016). Signs saying “No irish need apply”. https://historymyths.wordpress.com/2016/04/24/revisited-myth-82-signs-saying-no-irish-need-apply-were-common/
[1] Del inglés, “barcos ataúd”.
[2] https://www.youtube.com/watch?v=D3FxQtdVusI
[3] Stern, 1997.
[4] Del inglés, “sangriento sexto” en referencia al sexto distrito en el cual estaba ubicado dicho barrio.
[5] Dickens, 1869.
[6] Del inglés, “Los cuarenta ladrones” en referencia al cuento “Alí Babá y los cuarenta ladrones”.
[7] Paddy es el diminutivo de Patrick. Por ende, a todo irlandés se le llamaba en jerga “Paddy” con connotaciones negativas, ya que se utilizaba para personas borrachas, vagas o violentas. Saint Patrick por otro lado es el patrón de irlanda de ahí la relación con los irlandeses.
[8] Galway, 2015
[9] Templeton, 2022
[10] Stern, 1997
[11] Del inglés, “no se necesitan irlandeses”.
[12] Sadurní, 2020.
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