Un artículo de Sabino Ayestarán
Coordinador del Icaro Think Tank de Novia Salcedo
Catedrático Emérito de Psicología Social
Ander Gurrutxaga es uno de los
grandes maestros de la UPV/EHU
en el área de las ciencias sociales. En su libro “Voces y argumentos de la innovación social” analiza con mucha
autoridad los “Dilemas y paradojas de la
innovación social”. Formula con claridad su posición frente a los estudios
sobre la innovación social. “La impresión es que en los estudios sobre
innovación hay un olvido de los condicionamientos estructurales y materiales,
como si estuviésemos ante procesos ciegos
que se mueven siguiendo reglas donde los condicionamientos materiales y
estructurales no juegan papel alguno”.
Yo creo que si queremos entender
el significado de la innovación debemos partir del proceso de individualización de la cultura
postmoderna o de la segunda modernidad, como prefiere llamar Ulrich Beck. Escuchando
y leyendo al sociólogo Ulrich Beck y al filósofo Gianni Vattimo, comencé a
entender y valorar el movimiento de la innovación social: un proyecto
cooperativo de individuos que se sienten libres de las ataduras de los grupos
(familia, iglesias, partidos políticos, sindicatos etc…) pero, al mismo tiempo,
amenazados por el capitalismo neoliberal de la derecha política, económica y
religiosa.
El cambio comienza en la mente y
en la motivación de las personas que se sienten libres y responsables de su
propia existencia. En los años 60 del siglo pasado, Guilford y Torrance
presentaban la creatividad como “pensamiento divergente”. Era la capacidad de
pensar de las personas “fuera de la caja del grupo dominante”. Creatividad
significaba autonomía de pensamiento, libertad para pensar por sí mismo. Más
tarde, en los años 90, explicábamos la creatividad recurriendo a los sombreros
de De Bono. La creatividad significaba “flexibilidad mental” de las personas,
capacidad de analizar la realidad social desde ángulos diferentes. Hacia
finales del siglo XX, la palabra de moda era la del “emprendimiento”. Se asoció
la creatividad con la motivación y decisión de las personas para iniciar un proyecto
nuevo. A partir del 2005, aparecen las publicaciones sobre la creatividad como
característica de los equipos: la creatividad significa integración de ideas, valores y proyectos
diferentes. Aquí, la creatividad desemboca en la innovación social: autonomía
de pensamiento, flexibilidad mental, participación, competitividad e
integración de diferencias. La creatividad desemboca en la “memoria
transactiva” y la “negociación creativa”. Son términos que se utilizan mucho en
los equipos de innovación. Memoria transactiva es la memoria del grupo sobre lo
que sabe hacer bien cada uno de sus miembros y la negociación creativa es la
capacidad del grupo para construir nuevos conocimientos, nuevos valores y
nuevos proyectos compartidos desde la diferencia de intereses de los miembros
del equipo. Este cambio en las personas modifica el funcionamiento de las
organizaciones. Se refuerzan los procesos “de abajo hacia arriba” (procesos
Bottom-Up) que enriquecen los procesos de arriba hacia abajo (procesos
Top-Down). De la integración de los procesos de arriba hacia abajo y de abajo
hacia arriba nace la innovación organizacional. Estoy hablando de empresas que
apoyan la participación de los trabajadores en la toma de decisiones, en la
creación del conocimiento compartido y en los resultados económicos.
La innovación social significa
cambio en las personas y en las instituciones en dirección hacia una mayor
cooperación interpersonal e intergrupal, mayor participación de las personas en
la gestión de las instituciones y reforzamiento de la cohesión social. Sin
embargo, no es posible este cambio sin modificar la jerarquía de valores en la
cultura de cada sociedad. Cada sociedad tiene que definir los bienes básicos de
su cultura y aprender a poner los valores económicos al servicio de dichos
bienes básicos. En esta tarea, tienen una importancia capital los medios de
comunicación social. Son los agentes más importantes en la construcción de las
representaciones sociales sobre los bienes básicos de una cultura.
La innovación social significa autonomía
de las personas, pero significa, igualmente, capacidad de llegar a construir
ideas, valores y proyectos compartidos. Las personas y los grupos compiten por
el logro de sus intereses, pero, al mismo tiempo, aprenden a escuchar a quienes
presentan perspectivas e intereses diferentes. Descubren que, cooperando desde
la divergencia, pueden acabar ganando todos.
Cooperando, las personas y los grupos pueden modificar las dinámicas de las
instituciones y de la sociedad. Los miembros de ICARO pensamos que la
innovación social debe dirigir la innovación económica y la innovación
tecnológica. Santiago García Echevarria ha
desarrollado el modelo de una economía social de mercado, orientado al
desarrollo de las personas y al bien común. Juanjo Goñi, con las “Escuelas de
Diseño Social”, está proponiendo una
tecnología orientada, desde el principio, al desarrollo de las personas y de la
cohesión social.
En el viejo dilema
“estructura/agencia” de la sociología, acentuamos la agencia de las personas,
pero no olvidamos las estructuras sociales, económicas y políticas. El cambio
comienza en las mentes y en los corazones
de las personas. Aprenden a cooperar para avanzar hacia una sociedad
participativa, generosa y creativa. El
éxito futuro de la humanidad radica en su capacidad de construir algo nuevo
desde la integración de las diferencias.
La innovación social es un
movimiento que se está construyendo. No se ha plasmado todavía en una nueva estructura
social. Estamos en la fase de “descongelación” de viejas estructuras
psicológicas y sociales. Comienzan a aparecer nuevas formas de hacer política y
formas más democráticas de gestionar las instituciones políticas, económicas y
religiosas. Es el poder de la ética humanista e innovadora que se enfrenta al capitalismo neoliberal y explotador de las
personas. Lucha de David contra Goliat.
Revista Coaching
Sus últimos artículos
-
Globalización: una tercera vía, estrecha pero ambiciosa, es posible
-
Todorov, el hombre desplazado, fallece en Paris
-
Han pasado 25 años desde la Cumbre de Río de Janeiro cuando el mundo empezó a preocuparse por el Cambio Climático (pero queda mucho por hacer)
-
La OCDE apuesta por una Productividad Alta pero Sostenible