Revista Cultura y Ocio
"Te gusta pensar que toda mujer tiene uno, y resulta que él es el tuyo. Así es más fácil; si nadie es libre. En tu mundo no hay espacio para las que siguen ahí fuera. No existe el placer del viento en sus cabellos ni paciencia para el sol sobre su piel".
A veces leo libros como quien mira la tele, solo que yo no miro la tele. Por eso busco este tipo de lecturas que son entretenidas y sin pretensiones. Hoy traigo a mi estantería virtual, La inquilina silenciosa.
Conocemos a Aidan, aunque en realidad no. Aidan es un padre de familia viudo que cuida de su hija a la que protege como haría cualquiera. Viven en un pueblo pequeño y tranquilo en el que todo el mundo lo aprecia y lo saludan con una sonrisa e incluso lo ayudan cuando se puede. Esto pasa porque nadie sabe quién es Rachel. Ni siquiera lo sospechan.
Prácticamente desde el comienzo de la novela el lector sabe que el protagonista miente. La novela en esta ocasión no va de eso ni nos va a tentar con un narrador poco fiable porque ha preferido que lo poco fiable sea el vecino. Nadie sabe quién es realmente Aidan salvo el lector que asiste en la novela a sus engaños, al trato que le da a Rachel, su manía controladora, la tensión con su hija y el miedo a que esa mujer que se ha enamorado de él y a la que le cuesta abrirse, consiga su objetivo de colocarse demasiado cerca de él.La autora maneja bien los tiempos, no de detiene en descripciones que no sean psicológicas y no da datos que no vayan a tener alguna relevancia. Aquí no va a intentar que el lector descubra nada, la opresión se basa en no saber si alguien va a salir con vida de la novela. De hecho no sabría decir exactamente por cual de las mujeres centrales de la historia tuve más miedo ni cual me sorprendió más en su reacción a medida que eran llevadas al límite: la cautiva, la hija, la inocente camarera...Es cierto que cae en clichés y que los personajes no están lo suficientemente desarrollados para lo que podrían debido al tema que trata el libro y que, realmente, con esta trama se hubiera podido construir una novela mucho más oscura y asfixiante, casi terror. Pero también lo es que el hacerla ligera la convierte en algo totalmente diferente, un producto de entretenimiento puro y duro que no tiene más pretensiones que hacer disfrutar al lector durante unas horas en las que las páginas vuelan.Todo eso que no es poco. Y nada más.
La inquilina silenciosa ha sido una lectura sin pretensiones con la que he disfrutado este fin de semana lleno de granizos.
Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
Gracias.