Revista Coaching

La inseguridad final

Por Antonio J. Alonso Sampedro @AntonioJAlonso

Subida Granada-VeletaRecientemente anunciaba mi sorpresiva (desde hace más de 25 años no participo en pruebas populares) inscripción en la “XXXII Subida Internacional Granada-Pico Veleta” que se celebrará el próximo 07/08/16 y contaba el entrenamiento de reconocimiento que realicé el pasado 02/06/16 a los 14 últimos kilómetros desde Pradollano (Sierra Nevada-2.100 m.) hasta la cumbre del Veleta (3.398 m.). Algo que me faltó relatar fue lo ocurrido tras descender y que hoy condiciona seriamente mis posibilidades de finalización.

Pues bien, casi concluido el descenso, al llegar a “La Hoya de la Mora” (2.500 m.) y marcando el reloj las 14:00 h., me detuve a comer en uno de los chiringuitos que allí se ubican (al parecer, los establecimientos hosteleros más altos de España), dado que los servicios de Pradollano se encontraban casi totalmente cerrados por temporada baja. Elegí un bocadillo grande de tortilla española para tomarme en su soleada terraza en la seguridad de optar por lo que, es esas circunstancias, mejor me repondría del esfuerzo realizado y sin sospechar las penosas consecuencias que ello me ocasionaría.

De vuelta a mis apartamentos (donde era el único inquilino y de los escasos en toda la estación de montaña) comencé a encontrarme seriamente indispuesto, colonizado mi cuerpo por decenas de abscesos cutáneos, convirtiéndose esa tarde y toda la noche en un tormento gastrointestinal que nunca olvidaré, con continuas visitas al aseo para evacuar por arriba y por abajo, precisamente cuando más necesitaba reponer fuerzas y mantener la hidratación. A todo ello, los últimos fríos primaverales de la alta montaña y la despreocupación de los responsables del establecimiento (Apartamentos Boabdil) por atender mis solicitudes de acondicionamiento de la calefacción, agravaron una estancia que concluía el día siguiente con mi partida (en motocicleta, claro) hacia el Cabo de Gata, donde tenía previsto visitar a mi familia que allí disfrutaba de unos días de descanso. Tirado en mi moto como un cowboy herido sobre su caballo, desconozco ahora como conseguí llegar tras más de 200 km. de febril travesía por el desierto almeriense.

Pero lo peor estaba por llegar y después de alrededor de 10 años sin manifestación alguna, esta intoxicación alimentaria me produjo un nuevo brote de “Síndrome de Reiter” (enfermedad “rara” de tipo autoinmune que padezco y que ataca las articulaciones al considerar equivocadamente al propio cuerpo como enemigo). Tras cuatro semanas, ya estoy repuesto pero a la vez seriamente preocupado por cuál será mi rendimiento en la subida al Veleta, dado que mi programa de entrenamiento físico se ha visto significativamente alterado y lo que es peor, mi mente rechaza obsesivamente aquel lugar.

En estos momentos de incertidumbre me acuerdo de “La inseguridad final”, la Crónica 114 de “Marathon-15%: 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL” donde escribía…

“Aun a pesar de todos nuestros intentos por gestionar proyectos de la manera más eficaz, es inevitable que surjan inconvenientes en forma de imprevistos y errores que puedan perjudicar nuestra confianza en el éxito final. Ante ello lo peor sin duda es culparnos de lo que ha salido o hemos hecho mal, situación que todavía compromete el resultado más al fijar nuestra atención en el pasado para olvidar un futuro que precisamente es cuando todo se decidirá…”.

Saludos de Antonio J. Alonso


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