Revista Moda
¡Hola! Muchos de nosotros empezamos el año diciendo “tengo que adelgazar”. Es uno de los propósitos de Año Nuevo más populares; sin embargo, es también el más ingrato. Lo odio por la cantidad de veces que me lo repito a mí misma, y esa repetición se debe a que obviamente no lo cumplo.
Al igual que muchas de vosotras, tengo un problema. Me gusta todo: todo lo dulce, lo salado, lo crujiente, lo picante, los sabores fuertes, los exóticos…. Lo único que no me gusta son los sabores suaves como el queso de Burgos, vamos lo que no engorda.
Los expertos recomiendan cinco comidas al día. Pero, menos mal que yo solo hago tres porque si no la báscula se daría la vuelta. Hay veces que hago cuatro porque no perdono tomar un té a media tarde y no lo concibo sin una pequeña pasta o galleta. Bueno, y hablar de tres en tiempos de ansiedad es quedarme corta porque todos los caminos conducen a mi nevera.
Lo cierto es que vivo bien. Aunque en mi mente está el no sobrepasarme, no sigo una dieta y no soy de las que no toman ni un gramo de grasa. Vamos, ¡viva los torreznos! Lo malo es cuando me subo a la báscula y me entra el síndrome de Bridget Jones.
Por otro lado, también me siento culpable de no comer cinco frutas y verduras al día como recomiendan. No se vosotras, pero yo es que prefiero el chocolate y/o un puñado de frutos secos cuando parece que en mis tripas vive un cavernícola.
Si bien mi figura es gordita y rechoncha, llevo ya unos cuantos años que me mantengo en el peso, que no voy ni para adelante ni para atrás. Creo que como mucho suelo perder unos 4kg cuando me llevo un disgusto o me pongo mala. Y al igual que el resto a veces subo 1-2 kilos o estoy más hinchada de lo normal, me siento pesada y entonces mi ropa se pone nerviosa. Y ahí es cuando pienso que es hora de ponerme a dieta. Empiezo, por supuesto, al lunes siguiente y creo que mi duración máxima ha sido de diez horas. Y es que mi instinto animal tiene prioridad sobre mi razón.
Además a esta edad, ¿para qué quiero ser una sílfide? Y ¿me voy a perder las delicias que me depara la vida?
¡No vale la pena! Estamos aquí para disfrutar y no para sufrir, ¿verdad? Y eso por no hablar de lo insolentes que son las básculas, ¡no las soporto!
¡Hasta mañana!
Imagen: Ilustración Desayuno en Capri" de Emily Brickel vía Etsy (20,78€)