Según una Investigación de la
Universidad de Ginebra publicada en la revista Cell Reports, la secreción de varias hormonas, varía durante un
período de 24 horas y cualquier cambio en este ritmo parece predisponer a
enfermedades metabólicas. Para sincronizarse, el cuerpo tiene en cuenta la
alternancia de la luz y la oscuridad, así como la de la alimentación y el
ayuno. La luz percibida por las neuronas de la retina se transmite al cerebro,
que a su vez regula los relojes periféricos ubicados en todo el cuerpo. Los
científicos realizaron una evaluación de la acción de la insulina en diferentes
tejidos en ratones y observaron una
variación significativa en todos los tejidos involucrados. Al mantener a los
ratones en un ciclo de 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad, la sensibilidad
a la insulina fue lógicamente la más baja durante el período de descanso. Esto demostró
por un lado, como las diferentes neuronas tienen la tarea de transmitir
entradas del ciclo de luz y oscuridad a diversos órganos, pero por otro lado,
la interrupción de solo una de estas vías reguladoras es suficiente para
aumentar el riesgo del individuo de desarrollar diabetes. Los investigadores
midieron la absorción de glucosa inducida por la insulina y apreciaron que una
pequeña perturbación en las entradas fóticas es suficiente para causar un efecto
negativo. Una mayor o menor exposición a la luz puede influir en la
sensibilidad de los tejidos a la insulina, y la alteración, aunque sea mínima,
de este mecanismo es suficiente para interrumpir significativamente la
homeostasis metabólica. Esto explicaría porqué las personas con patrones de
cambio, de la luz tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades
metabólicas.
Revista Salud y Bienestar
Según una Investigación de la
Universidad de Ginebra publicada en la revista Cell Reports, la secreción de varias hormonas, varía durante un
período de 24 horas y cualquier cambio en este ritmo parece predisponer a
enfermedades metabólicas. Para sincronizarse, el cuerpo tiene en cuenta la
alternancia de la luz y la oscuridad, así como la de la alimentación y el
ayuno. La luz percibida por las neuronas de la retina se transmite al cerebro,
que a su vez regula los relojes periféricos ubicados en todo el cuerpo. Los
científicos realizaron una evaluación de la acción de la insulina en diferentes
tejidos en ratones y observaron una
variación significativa en todos los tejidos involucrados. Al mantener a los
ratones en un ciclo de 12 horas de luz y 12 horas de oscuridad, la sensibilidad
a la insulina fue lógicamente la más baja durante el período de descanso. Esto demostró
por un lado, como las diferentes neuronas tienen la tarea de transmitir
entradas del ciclo de luz y oscuridad a diversos órganos, pero por otro lado,
la interrupción de solo una de estas vías reguladoras es suficiente para
aumentar el riesgo del individuo de desarrollar diabetes. Los investigadores
midieron la absorción de glucosa inducida por la insulina y apreciaron que una
pequeña perturbación en las entradas fóticas es suficiente para causar un efecto
negativo. Una mayor o menor exposición a la luz puede influir en la
sensibilidad de los tejidos a la insulina, y la alteración, aunque sea mínima,
de este mecanismo es suficiente para interrumpir significativamente la
homeostasis metabólica. Esto explicaría porqué las personas con patrones de
cambio, de la luz tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades
metabólicas.
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