Los pacientes con diabetes requieren insulina inyectada para tratar su enfermedad, sin embargo, una de las barreras que impiden el apego al tratamiento son los mitos alrededor de la insulina, señala Marino Fernández, de Novo Nordisk México.
La insulina es una hormona que producen las células beta del páncreas, explica, sirve para ayudar a la glucosa (azúcar) a moverse o pasar de la sangre a las células del cuerpo y también ayuda a aprovechar las proteínas y grasas de los alimentos.
Las personas que tienen diabetes no producen suficiente insulina o su cuerpo evita que la insulina que producen funcione bien, por eso requieren dosis inyectadas de esta hormona.
El laboratorio Novo Nordisk difundió un folleto informativo en el que se desmitifica la insulina:
Mito: La insulina causa complicaciones o muerte
La creencia de que la insulina causa complicaciones tiene que ver con lo que sucedía a algunos familiares o amigos en el pasado. Es más probable que las complicaciones de la diabetes se retrasen o prevengan por el uso temprano de la insulina.
Mito: Una vez que te inyectas insulina ya no la puedes dejar, causa adicción
La insulina no produce adicción ya que es una hormona que todas las personas producimos en las células beta que se encuentran en el páncreas.
Mito: Las inyecciones son insulina son dolorosas
Hoy la mayoría de las personas se sorprenden al sentir muy poco la inserción de la aguja en el cuerpo. Esto se debe a que las agujas para aplicar insulina son cada vez más delgadas.
Mito: Me inyecto insulina porque fallé al llevar mi tratamiento para la diabetes
La diabetes es una enfermedad progresiva y el uso de insulina no significa que su diabetes está empeorando, o que usted no llevó al pie de la letra el plan de cuidados de su diabetes. Significa que su organismo no puede producir suficiente, o utilizar apropiadamente la insulina producida para mantener en rangos normales los niveles de glucosa.
De acuerdo con Fernández los sitios para aplicar la insulina son la superficie externa del brazo, la parte superior de los muslos, los glúteos y el abdomen alrededor del ombligo.
Fuente: Marino Fernández