Claro que no somos animales como el resto de especies del planeta. Somos seres superiores llamados monstruos. Hemos desarrollado una inteligencia superior a todos los demás, y gracias a ella hemos sido capaces de dominarles, creando insecticidas, trampas, e incluso armas para ser los dueños de la Tierra.
Una vez ganada la batalla contra los animales, hemos necesitado otro rival para superarlo. Pero al no encontrarlo en otra especie, nos hemos enfrentado entre nosotros.
El primer rival más débil ha sido la mujer, y al no disponer de la misma fuerza física, hemos podido dominarla durante mucho tiempo, incluso ahora sigue habiendo machismo, violencia de género, etc.
Anteriormente y ahora hemos luchado entre distintas razas, generando un conflicto por el simple hecho de tener una tez de una tonalidad distinta para sentirnos superiores al resto. Hemos conquistado tierras que les pertenecían a otras personas para demostrar nuestra supremacía frente a los derrotados.
Somos los únicos seres capaces de matar a otra persona de nuestra especie sin estar por medio la supervivencia, al igual que somos también los únicos capaces de suicidarnos.
Cuando el conflicto se reprime por culpa de leyes creadas para encontrar una fluidez social, intentamos buscar otros medios no delictivos para alcanzar la supremacia frente al otro. Intentar ganar más dinero que tu oponente, tener una casa más grande, conseguir un puesto de trabajo por encima de tu rival en la escala jerárquica, etc.
Hemos utilizado nuestra inteligencia para el mal, para la lucha, la rivalidad, la competencia, la avaricia, la extorsión, el engaño, la persuasión, etc. Cuando alcanzamos el éxito ya no hay rival, no hay metas, y muchos no encuentran otra salida que la de suicidarse, o tomar todo tipo de drogas.
Cuando encontremos una meta común en la que la cooperación sea el canal, lograremos utilizar nuestra inteligencia de modo más inteligente.