Revista Coaching

La Inteligencia Emocional en la adolescencia

Por Raquelcabalga @RaquelCabalga

Con este artículo que estás a punto de leer damos por estrenada la sección de Invitados Especiales, no sin antes presentarte a la persona que te va a hablar ahora para compartirte su experiencia y una interesante reflexión sobre la realidad actual:

Invitada Especial Gala GonzálezGala González tiene 28 años. Es periodista, profesora y bloguera novel en Galadevil, 101 huellas para pensar, pues las huellas de Galadevil, son las huellas de una sociedad y de una generación.

Estudió periodismo en la Universidad de Málaga, donde adquirió conocimientos que puso en práctica en contadas ocasiones. No le gusta el tipo de periodismo que se ejerce actualmente. Buscó alternativas donde pudiera combinar sus dos grandes pasiones: la escritura y la lectura. Y decidió prepararse unas oposiciones para ser profesora de Lengua Castellana y Literatura. Han pasado seis años y sus sueños se vieron truncados con la paralización de las bolsas. Actualmente, sigue preparándose las oposiciones y lleva más de cuatro años dedicándose a dar clases particulares, lo que le hace seguir luchando por conseguir su sueño. Durante estos años de crisis económica y laboral, ha compaginado las clases particulares con diversos trabajos en la hostelería, sobre todo durante la temporada turística en la Costa del Sol. Pero los años van pasando y está intentando encontrar su sitio en el mundo. Si no hay trabajo, ella lo buscará y se lo creará a su imagen y semejanza.  Y en eso está, conociéndose a sí misma, escribiendo en Galadevil, formándose constantemente y luchando por la vida que le gustaría llevar.

En las tardes libres me libero de mi alter ego Galadevil y practico una de mis actividades preferidas: la enseñanza. Suelo dar clases particulares a jóvenes, adolescentes y no tan jóvenes. Llevo dando clases particulares durante seis años y en estos dos últimos años, que he dedicado de lleno a las clases, he advertido la necesidad de las mismas. Cualquiera puede caer en el error de pensar que los jóvenes que piden clases particulares van mal en sus estudios. Efectivamente, es una de las causas principales por la que padres y madres buscan un profesor particular o una academia que sirva de refuerzo educativo a sus hijos. Pero si aceptamos esto, no ahondaremos de lleno en las verdaderas razones por las que los adolescentes “fracasan” en sus estudios. No me gusta la palabra de fracaso escolar porque la asociamos demasiado al Informe PISA y a propuestas políticas de “mejora de la educación”. Concretamente, en el informe PISA de 2014 se dice que los estudiantes españoles están en el nivel 2 en matemáticas y en el 1 en comprensión lectora (sobre 6) en relación a los estudiantes europeos. Y es cierto, que nuestros estudiantes no comprenden lo que leen, luego no pueden comprender un enunciado matemático.

Por otra parte, podemos achacar el fracaso escolar a los continuos cambios de sistemas educativos. Pero volvemos a lo mismo, culpamos a las medidas y a las decisiones políticas en sus respectivos colores del fracaso y del abandono escolar.  Aunque, sí hay de algo que podemos culpar a los gobiernos: y es del aumento de la ratio y del aumento de horas lectivas del profesorado.

El aumento de la ratios conlleva que los profesores se enfrenten a clases abarrotadas de alumnos con las hormonas y feromonas por los aires. Y todos coincidiréis en que no es lo mismo explicar ecuaciones u oraciones subordinadas a 20 alumnos que a 35. Y el aumento de horas lectivas implica que profesores de lengua castellana den clases de filosofía o que profesores de biología den clases de matemáticas. Obviamente, un profesor de inglés puede prepararse una clase sobre Platón, pero requiere de una preparación en su casa de la materia, de poner y corregir exámenes y de solucionar dudas ingentes a los alumnos. Es decir, un sobreesfuerzo energético. Pero ¿por qué existen las especialidades en la educación secundaria? Porque se debe dominar la materia que se imparte para que los alumnos puedan aprender. Si no se siente pasión por lo que se enseña y no se dominan sus conocimientos básicos, no se puede transmitir el amor por esa disciplina.

Y aquí, ya estamos llegando al quid de la cuestión. ¿Quién no ha tenido alguna vez en su vida a un buen profesor que le haya descubierto la devoción y la pasión por alguna disciplina en particular del conocimiento? Mi profesora de lengua en 3º de la ESO fue la responsable de que encontrara mis dos grandes pasiones: la lectura y la escritura. Propuso que una vez a la semana la clase iba a leer poesía. Pueden imaginar perfectamente nuestras caras de hastío por la vida ante semejante propuesta. Pero se las ingenió de tal modo que al final todos y cada uno de nosotros leyó poesía. Su método fue fácil: dar libertad de elección a los alumnos. Así que una vez a la semana podíamos leer nuestro poema favorito en clase. Pero lo mejor de todo es que podía extenderse a las letras de las canciones, de este modo escuchamos rap, rock, flamenco… Su método resultó infalible, pues consiguió la participación  activa de la clase en el aprendizaje. Es decir, que los propios alumnos fueran los responsables de su propio aprendizaje.

La inteligencia emocional agrupa al conjunto de habilidades psicológicas que permiten apreciar y expresar de manera equilibrada nuestras propias emociones, entender las de los demás, y utilizar esta información para guiar nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento.

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Entendemos por Competencia Emocional el dominio de ciertas habilidades con el objetivo tanto de fomentar nuestro bienestar psicológico, salud física, entusiasmo y motivación, como de establecer relaciones satisfactorias con los demás. Se suele decir que ser competente emocional es en un 64% responsable del éxito profesional de las Personas.

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El método de la inteligencia emocional se está utilizando sobre todo en las primeras etapas educativas con el objetivo de que los alumnos aprendan desde su propio entorno. Y esto se fomenta desde la interdisciplinariedad de contenidos, es decir, si la unidad se llama “Mi pueblo”: en naturales verán la fauna, la vegetación, el clima autóctono y su historia; en lengua se puede proponer hacer un periódico con las noticias locales; en matemáticas se pueden sacar datos estadísticos y comparativos en cuanto a su demografía, étc.

Pero lo que ocurre en la adolescencia es completamente distinto. Los alumnos se encuentran en una etapa muy complicada, caracterizada, sobre todo, por los fuertes cambios fisiológicos, psicológicos y sociales que sufren. En esta edad se produce una integración social, pues se acentúa el sentimiento de pertenencia a un grupo y se busca la emancipación respecto de la familia. Es un periodo de crisis de identidad personal, de descubrimiento del yo y de autoafirmación, que lleva al adolescente a la introversión y al subjetivismo, el cual al mismo tiempo vive intensamente abierto y volcado hacia el exterior: a los amigos y al mundo ajeno al hogar. A la vez, se producen importantes cambios intelectuales, pues se adquiere y consolida el razonamiento abstracto, el pensamiento crítico y el desarrollo de las operaciones formales (deducir, inducir, relacionar, comparar, analizar, sintetizar…).

Coll, C. y otros: Psicología y curriculum.  Laia. Barcelona. 1989

A pesar de que todos hemos sido jóvenes, se nos olvida a veces lo que supone ser adolescente. La mente la tienen dispersa, las hormonas están a flor de piel, se despistan con una mosca y encima algunos alumnos tienen problemas familiares: ausencia de uno de los progenitores, afirmación de la personalidad en lucha con el padre o la madre o los azotes económicos de la crisis por mencionar solo algunos de ellos. Todo esto forma una mezcla que da lugar a un volcán a punto de estallar. Por lo que es normal que les falte concentración. ¿De qué modo puede combatirse la falta de atención y de concentración de los alumnos? Mediante la motivación y el refuerzo positivo. En muchas ocasiones, lo que ocurre es que no se sienten motivados a estudiar, no les gusta lo que aprenden ni cómo se les enseña. Se les hace complicado centrar su atención en algo particular. Y he aquí donde está fallando el actual sistema educativo. Ya lo decía Marshall McLuhan: “El medio es el mensaje”. Dominemos sus medios y hablemos su lenguaje para acercarle el conocimiento. Si me hablan en chino no me enteraré de las matemáticas, pero si me hablan en castellano las aprenderé a base de bien. Los resultados hablan por sí solos.

Gala González

¿Qué te parece la propuesta que hace Gala? ¿En qué medida crees que la motivación y el refuerzo positivo hubieran modificado tu rendimiento académico y/o el de tus hijos? ¡Lánzate a comentar! Tu participación es fundamental para que otros profesionales se animen a compartir su tiempo y sus palabras contigo en este espacio. ;)

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